Llega 2023 sin reforma migratoria y con una crisis humanitaria en la frontera de EE.UU. y México

Los Ángeles (EEU.UU.), 1 ene (EFE).- Los indocumentados que anhelan salir de las sombras se quedaron de nuevo esperando en el 2022 la aprobación de una reforma migratoria, que, en opinión de expertos consultados por EFE, tampoco llegará en los dos años restantes del Gobierno de Joe Biden, pese a que el demócrata la prometió.

Más que una reforma integral del sistema migratorio, el polémico Título 42, que expulsa de forma expedita a migrantes en la frontera y que sigue vigente, fue el protagonista en el año que terminó ayer, junto con la crisis humanitaria que empeora cada día en los estados fronterizos con México.

«Estamos peor que en años anteriores en el tema migratorio», advirtió a EFE Miguel Tinker Salas, profesor de Historia y Estudios Latinos en Pomona College.

Las esperanzas de once millones de indocumentados que por más de dos década han luchado por obtener un camino a la ciudadanía estadounidense habían regresado con la llegada del demócrata Biden en 2021.

En el primer año con la mayoría demócrata en el Congreso varios proyectos para legalizar a agricultores, trabajadores esenciales y amparados por la Acción Diferida (DACA) y el Estatus de Protección Temporal (TPS) fueron aprobados en la Cámara de Representantes, pero nunca fueron votados en el Senado, por lo que se esperaba que en el 2022 los demócratas en la Cámara Alta tomaran la iniciativa.

Todos los intentos fallaron.

Tinker Salas considera que los legisladores demócratas «no quisieron invertir su capital político» para lograr la reforma en el año de elecciones de medio término.

Ni siquiera lo hicieron por ayudar a los «soñadores», como se le conoce a los amparados por DACA, esto a pesar de que el programa está nuevamente en riesgo, tras el fallo de un juez federal y de una corte de apelaciones.

Ambos dictaminaron que el beneficio, que actualmente ampara de la deportación a unos 600.000 inmigrantes, es «ilegal» por violar una ley de proceso administrativo.

«Es un juego político en el que se ha utilizado nuevamente a los inmigrantes», valoró el catedrático.

La última en intentar favorecer a los «soñadores» fue la senadora por Arizona Kyrsten Sinema, que junto al republicano Thom Tillis, trabajó en un borrador para alcanzar un acuerdo que permita el avance de su tramitación parlamentaria.

Sinema, que fue electa como parte del Partido Demócrata, se declaró como independiente justo cuando trabajaba en el proyecto la última semana de noviembre.

La iniciativa daba la residencia permanente a los soñadores y dejaba en pie el Título 42, entre otras medidas para detener el flujo de migrantes, que ha visto un aumento y ha servido para que los republicanos mantengan una avalancha de críticas al Gobierno de Biden.

Karina Ruiz, directora de la Arizona Dream Act Coalition, cree que el proyecto de Sinema y Tillis era una excusa para lograr imponer el Título 42 en la frontera. «No era una reforma migratoria pensando realmente en los indocumentados», advirtió a EFE.

«También dejaba afuera a muchos inmigrantes como los padres de los soñadores, que han sido fundamentales en la economía del país, los campesinos y muchos más», agrega la activista.

El panorama para lograr una reforma migratoria en los próximos dos años no se ve nada halagüeño. «Ya se inició la precampaña presidencial y por lo tanto ningún partido va tomar el riesgo de trabajar en resolver las leyes migratorias que favorezcan a los indocumentados, todo va a estar dirigido a la seguridad de la frontera», sentenció Tinker Salas.

En este sentido, Ruiz subraya que la Cámara de Representantes en los próximos dos años estará en manos de los republicanos. «Ese nuevo liderazgo ya ha mostrado una fuerte oposición a los inmigrantes», mencionó Ruiz.

El líder del Partido Republicano en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, amenazó con iniciar este 2023 un juicio político contra el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.

En el Senado, las cosas tampoco pintan muy bien ya que tras la salida de Sinema, los demócratas tienen apenas una mayoría gracias al voto de la vicepresidenta Kamala Harris.

Sin una posibilidad clara para que el Congreso logre un acuerdo, las mayores posibilidades de lograr un alivio, al menos una protección contra la deportación, quedan en manos de alguna acción ejecutiva del presidente Biden.

Sin embargo, Tinker Salas alertó que seguramente los estados republicanos encabezarían demandas contra cualquier acción que tome Biden, como ya lo han hecho.

La última gran reforma migratoria se logró en 1986 bajo la administración del republicano Ronald Reagan (1981-1989), que dio el camino a la ciudadanía a cerca de tres millones de migrantes.

Un reciente sondeo de Los Angeles Times encontró que el 33 % aprueba el desempeño migratorio del gobierno Biden.

Así las cosas los once millones de indocumentados, que han esperado una legalización por años, algunos más de 30, cuentan con muy pocas posibilidades de que se apruebe una reforma migratoria en 2023 y 2024, la esperanza estará en las elecciones presidenciales.

«Nuevamente son los votantes los que tendrán la última palabra, pero la situación de los indocumentados no creo que sea la prioridad», anticipó Tinker Salas.

Ana Milena Varón

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