Lo que está en juego en Ucrania

Edgar Lantigua

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 De despachos de prensa que toma­ban tiempo en llegar a las redacciones, para ser con­vertidos en páginas de pe­riódicos en blanco y negro, hemos pasado a vividas imá­genes a todo color, en fotos y videos de acontecimientos que ocurren en directo, con­virtiéndonos en espectado­res en tiempo real del horror que, de tiempo en tiempo, protagoniza el hombre con la guerra.

Es así como hace 14 días, el anticipado horror de la inva­sión rusa a Ucrania comenzó a materializarse, dejando más de 2 millones de refugiados, miles de muertos, edificios destruidos y, por si fuera poco, el mundo entero afectado con los precios del petróleo y una espiral inflacionaria que afecta cada esquina del planeta.

Para el historiador israelí Yuval Noah Harari, en un re­ciente artículo publicado en The Economist, lo que está en juego es el curso de la histo­ria, argumentando que había­mos entrado en un periodo de tiempo en el que las guerras para la conquista de territorios y la amenaza de un conflicto entre los superpoderes era ca­da vez más distante, cosa que la guerra en Ucrania parecía poner en riesgo. Y la puso.

Hoy, asistimos a un conflicto de consecuencias aún imprede­cibles, ya no para Ucrania y Ru­sia, sino para todo el mundo. Tal vez por eso, la reacción del mundo ha sido tan unánime, con sanciones que van desde el sistema de pagos Swift, hasta el retiro de membresías simbólicas al señor Putin en asociaciones deportivas.

El Metropolitan Opera House de New York, cance­ló hace unos días la presenta­ción de la soprano rusa Anna Netrebko, quien tenía un rol estelar en la ópera Turandot de Puccini, luego de que se le requiriera retirar su apoyo público a Putin. Fue sustitui­da para esta actuación por la soprano ucraniana Liudmyla Monastyrska. De entrada, no nos tomamos el trabajo de preguntar hasta qué punto esto constituye un atentado al derecho de la señora Ne­trebko de defender sus pro­pias ideas.

Al participar en el panel so­bre Medios y Libertad de ex­presión en el marco del VI Foro Internacional de Santo Domingo, Miguel Franjul re­flexionaba sobre el hiper-po­der de los gigantes tecnológi­cos que bloquearon a medios de comunicación estatales de Rusia, como lo habían hecho antes al suspender las cuentas del presidente Donald Trump, llamando a reflexionar sobre cuál será el derrotero de la li­bertad de prensa y la libertad de expresión ante esos pode­res. El alcance de la guerra va más allá de las bombas que caen en Ucrania, de los millo­nes de refugiados, en Polonia, Hungría, Alemania y otras na­ciones, llega a nuestros bolsi­llos a 9 mil kilómetros de dis­tancia, con los combustibles, a nuestras mesas con el precio del pan, a nuestras vidas con la amenaza a las libertades indi­viduales.

Ya lo decía alguien, la huma­nidad no aprende, avanzamos es cierto, en tecnología, en la ve­locidad en que nos trasladamos, en los medios de transporte y comunicación, pero las primiti­vas fuerzas que mueven al hom­bre siguen siendo las mismas y todo indica que estamos a mer­ced de una intervención china, para que el horror no llegue más lejos y el mundo recupere la elu­siva paz. Quiera Dios.

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