Los papeles de Pandora y los paraísos fiscales

Juan Temístocles Montás

La publicación de los Pandora Papers, resultado de la filtración de 11.9 millones de documentos confidenciales sobre las fortunas de políticos, artistas y una considerable cantidad de influyentes personalidades  del mundo, ha puesto en primer plano a los llamados paraísos fiscales en su rol de mecanismos extraterritoriales utilizados para ocultar riqueza, evadir o eludir impuestos y, también, para lavar dinero.

A fin de que se pueda entender el papel que juegan los paraísos fiscales conviene señalar que en 1998, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, que agrupa a los paisas ricos del mundo, publicó un texto titulado Harmful Tax Competition: An Emerging Global Issue (que traducido al español sería Competencia Fiscal Nociva: Un Problema Global emergente) en el que se establecieron una serie de factores claves para identificar los paraísos fiscales.

De acuerdo con ese trabajo, el primer factor de partida necesario para identificar un paraíso fiscal es si se trata de una jurisdicción que no impone impuestos sobre el beneficio empresarial, o solo impuestos nominales (en general o en circunstancias especiales) y se ofrece, o se percibe que se ofrece, como un lugar para ser utilizado por no residentes para escapar de impuestos en su país de residencia.

Un segundo factor es tener leyes o prácticas administrativas en virtud de las cuales las empresas y las personas pueden beneficiarse de estrictas reglas de secreto bancario y otras protecciones contra el escrutinio de las autoridades fiscales, lo que impide el intercambio efectivo con otros gobiernos de información sobre los contribuyentes que se benefician de los paraísos fiscales.

De lo anterior se desprende que las leyes y practicas administrativas que amparan los paraísos fiscales permiten que ni las entidades registradas ni sus titulares se identifiquen. Esto hace que estas entidades sean muy opacas y nada transparente.

La pregunta que surge de inmediato es cómo el dinero llega a los paraísos fiscales y la respuesta es que en la mayoría de los casos lo hace por vías legales, amparado en instrumentos jurídicos que permiten la elusión fiscal. Si no fuera legal hablaríamos entonces de evasión fiscal. Tal y como señala la organización Intermón Oxfam el hecho de que muchas sean prácticas legales no quiere decir que sean responsables ni éticas. Hay una gran diferencia entre contribuir de forma justa al pago de impuestos o tratar por todos los medios de pagar los mínimos impuestos”.

Una publicación del Fondo Monetario Internacional, FMI, de septiembre de 2019, da cuenta de que los paraísos fiscales colectivamente les cuestan a los gobiernos entre 500 mil millones y 600 mil millones de dólares al año en ingresos fiscales corporativos perdidos. De esa pérdida de ingresos, las economías de bajos ingresos representan unos 200 mil millones de dólares, lo que representa un impacto mayor como porcentaje del PIB que el producido en las economías avanzadas.

Además, la publicación del FMI da cuenta, citando a Gabriel Zucman, economista de la Universidad de California en Berkeley, que las personas físicas, tienen escondidos 8.7 billones de dólares en paraísos fiscales. Agrega que las estimaciones más completas del economista y abogado James S. Henry (2016) arrojan un asombroso total de hasta 36 billones de dólares, lo que equivale a casi el 40% del PIB mundial.

Al margen de cualquier explicación que den los que depositen dinero en paraísos fiscales, que sea diferente a las indicadas en este trabajo, lo cierto es que lo que mueve a una persona a depositar recursos en paraísos fiscales es la posibilidad de no pagar impuestos sobre el beneficio empresarial o personal, el secreto bancario y la no obligación para el banco de identificar y conocer al clientes, la no obligatoriedad para los bancos de informar a las autoridades sobre las transacciones.

Hay quien definió los paraísos fiscales con dos palabras: “escapar” y “en otro lugar”. Escapar de las reglas de un país y llevar su dinero a otra parte. Al llegar a este punto, cabe hacer la siguiente pregunta: un líder político que recurre a escapar de las reglas de su país, depositando dineros en paraísos fiscales, ¿tiene capacidad moral para llamar a sus conciudadanos a que cumplan con sus responsabilidades tributarias? ¿puede ser catalogado como transparente y ético?

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