Los peligros de tener el colesterol muy alto y también muy bajo

Maura Madé

SANTO DOMINGO.- Si una persona tiene el colesterol alto es malo, pero si lo tiene bajito, también resulta dañino.

Saber el nivel apropiado para mantener una vida saludable, es fundamental en esta era de comidas rápidas, estrés laboral y poco tiempo para ejercitarse adecuamente.

Determinados tipos de lipoproteínas, cuando se elevan demasiado, corren serios riesgos de incrustarse en las paredes de nuestras arterias produciendo las temidas placas de ateroma.

Las personas, al igual que el resto de los seres vivos, es un poco más que un conjunto de moléculas orgánicas ordenadas en el espacio y el tiempo.

Un estudio publicado por BBC Mundo destaca que de entre todas las moléculas, si hay una que destaca por su mala fama es el colesterol. “Es la biomolécula proscrita, la apestada, la paria de la química orgánica. Todos han oído hablar de ella pero nadie la quiere de protagonista en su cuerpo. Pero ¿qué sabemos realmente de ella?”, cuestiona la publicación.

Pero sin colesterol, apunta la publicación “estaríamos muertos”, porque “el colesterol desempeña un papel decisivo en la ejecución de funciones vitales en el organismo”.

Los ejemplos que pone BBC Mundo son abundantes:

“1. Es un componente fundamental de las membranas celulares de los animales (las células vegetales tienen unas moléculas de función análoga llamadas sitoesterol y estigmaesterol). Actúa regulando la fluidez de estas membranas a modo de portero de discoteca; esto es, controlando el «tú sí entras» y el «tú no» al «fiestón» que hay montado en el citoplasma celular.

  1. Es la molécula a partir de la cual se sintetizan las hormonas sexuales. Sus estimados estrógenos y/o su valorada testosterona no son más que derivados de este lípido esteroide formado a partir del ciclopentanoperhidrofenantreno, esterano para los amigos. Sin el colesterol no seríamos más que seres asexuados en lo que a caracteres sexuales secundarios se refiere.
  2. El colesterol es también precursor del cortisol (hormona implicada en la subida de la glucemia) y de la aldosterona (hormona elevadora de la presión sanguínea). Hablando claramente: sin ellas tendríamos muy mermada la capacidad de reacción rápida ante una situación de peligro o estrés biológico.
  3. El colesterol es básico en el metabolismo del calcio al ser el precursor de la vitamina D (por eso esta vitamina se llama colecalciferol). Sin colesterol tendríamos un esqueleto claramente ineficaz y con una osteoporosis que nos fracturaría los huesos a la mínima presión.
  4. También el colesterol es el sustrato bioquímico para la formación de las sales biliares, sustancias que segrega nuestra vesícula biliar y nos permiten emulsionar las grasas que ingerimos.
  5. En zonas concretas de las membranas (especialmente de las membranas neuronales), y según estudios recientes, el colesterol (asociado con glucolípidos y esfingolípidos) formaría microdominios moleculares fuertemente impermeables e implicados en el rechazo a patógenos como bacterias o virus”.

El estudio explica que si las placas de colesterol malo crecen «pueden atascar del todo la cañería», causando un infarto de miocardio y la probable muerte de la persona afectada.

El problema

Los médicos se empeñan siempre en bajar el colesterol en las personas y hay una explicación al respecto.

“La forma que tiene el organismo de mover sustancias por nuestro cuerpo es a través de la sangre. Pero la sangre es un líquido acuoso y el colesterol es una molécula hidrófoba totalmente insoluble en medios hídricos. Para poder movilizarla nuestra fisiología recurre a un invento parecido a los bombones: las lipoproteínas”.

Son “macromoléculas cuyo relleno sería la parte hidrofóbica (colesterol y triglicéridos, fundamentalmente). La cobertura de chocolate la formarían proteínas y fosfolípidos con la parte hidrofílica orientada hacia fuera, lo que posibilita al bombón viajar a través del sistema circulatorio y al colesterol, en concreto, viajar subido en este tren”.

Algunos tipos de lipoproteínas muy elevadas, “corren serios riesgos de incrustarse en las paredes de nuestras arterias produciendo las temidas placas de ateroma.

Agrega que “no todas las lipoproteínas implican el mismo nivel de riesgo aterogénico. Por eso, y dado que nuestro colesterol total lo podemos fraccionar según sea la lipoproteína en la que viajen, las famas de las que gozan los diferentes colesteroles son muy distintas.

Tipos de colesterol

El estudio presentado por BBC Mundo describe “cinco tipos de lipoproteínas en nuestra sangre: quilomicrones, lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), de baja densidad (LDL), de densidad intermedia (IDL) y de alta densidad (HDL)”, de las que solo tres estarían implicadas directamente en el transporte del colesterol y una de ellas, al elevarse, es la que corre serios riesgos de poner en jaque nuestras tuberías biológicas.

Estas tres lipoproteínas generan las conocidas tres fracciones de colesterol:

El bueno

Las lipoproteínas de alta densidad (high density lipoproteins o, simplemente, HDL) son aquellas que transportan el colesterol al hígado. Allí una parte se utilizará para la síntesis de hormonas y lo que sobra se elimina a través de la bilis hacia el tubo digestivo. De ahí, al exterior a través de las heces.

Como el papel de las HDL es retirar colesterol desde los tejidos periféricos (incluyendo los depositados en las paredes de las arterias) hasta el hígado, a la fracción del colesterol que viaja en la sangre subida a este tren (el HDL-colesterol) se la denomina colesterol bueno.

El colesterol malo

La publicación apunta a que las lipoproteínas de baja densidad (low density lipoproteina o LDL) son lipoproteínas que liberan colesterol del hígado al torrente sanguíneo y se asocian directamente con el riesgo de enfermedades coronarias.

El colesterol malo puede provocar un estrechamiento de los vasos sanguíneos:

“1. Reduce la luz del vaso, disminuyendo el riego sanguíneo en esa zona.

  1. Crea irregularidades en la superficie de sus paredes generando «turbulencias» en el flujo sanguíneo y retroalimentando la formación de nuevas irregularidades.
  2. Si las placas crecen pueden atascar del todo la cañería, provocando una estenosis (estrechamiento) del vaso e incluso infartando el tejido irrigado (por falta de oxígeno). Si esto nos sucede en la punta del meñique del pie, posiblemente ni nos enteremos. Pero si ocurre en las arterias coronarias (las que irrigan el corazón) nos causarán un indeseado infarto de miocardio.
  3. Toda o parte de la placa que obstruye el vaso se puede desprender de la pared. En ese caso, no celebremos el desatoro. El tapón (trombo) viajará por el torrente sanguíneo y se volverá a atascar donde menos se lo espere con consecuencias muy variables. En el extremo del lóbulo de la oreja no nos quitará el sueño, pero si lo hace en una arteria cerebral, sufrirá un ictus que le va a quitar algo mucho más grave (cuando no la vida)”.

El feo

Las lipoproteínas de muy baja densidad (very low density lipoproteins o VLDL), al igual que las LDL, son lipoproteínas que liberan colesterol del hígado al torrente sanguíneo. No obstante, el VLDL-colesterol (con este nombre tan feo y complicado) se considera un factor de valoración del colesterol menos relevante que el LDL-colesterol por dos razones.

Primero porque transporta triglicéridos en mucha mayor proporción que colesterol. Segundo, porque su determinación analítica es muy compleja y el laboratorio recurre a métodos indirectos que no son representativos cuando los triglicéridos están muy elevados en la sangre. En estos casos, el valor de VLDL-colesterol lía más que aclara.

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