Menores embarazadas

Leila Mejía

Los numerosos casos de menores embarazadas revelan la ignorancia que existe en nuestra sociedad en materia de educación sexual y la necesidad urgente de encarar esta deficiencia de forma seria y sincera para evitar embarazos no deseados que en muchos casos perpetuán los cuadros de pobreza y también la propagación de enfermedades de transmisión sexual.

Las jovencitas dominicanas comienzan su vida sexual muy temprano y con muy poca educación, lo que en demasiadas ocasiones resulta en embarazos a destiempo.

Varios estudios revelan la triste situación de que en nuestro país la edad promedio en que las féminas inician su vida sexual es de apenas 14 años, y existen muchos lamentables casos de niñas que la inician a los 11, 12 y 13 años. Esto, que es penoso pero que es al día de hoy una realidad, en lugar de ignorarse y manejarse como un tema tabú por los prejuicios y condicionamientos sociales existentes (combinado con una dosis de hipocresía que se pone de manifiesto en un “no sé si se hace, pero no se dice”), debe enfrentarse con el pragmatismo que se necesita para tomar medidas preventivas eficaces.

Es imprescindible la concienciación desde las escuelas y colegios a los y las jóvenes y a sus familias sobre las consecuencias de una relación sexual no protegida, pero también es importante explicar en detalle los distintos métodos anticonceptivos, contraceptivos y en general las diferentes formas de protección que existen en la actualidad y que permiten evitar estas consecuencias con relativa facilidad.

Evadir el tema sólo garantizará muchos casos con alto riesgo para las vidas de madres e hijos, una pobre calidad de vida con pocas posibilidades de progreso para aquellas familias en las que los embarazos lleguen a término y, por supuesto, la proliferación de graves enfermedades que como el HIV/Sida y el Virus del Papiloma Humano, que están causando estragos en el mundo y su transmisión cada año parece ir en aumento.

Es urgente educar y divulgar la información necesaria para trabajar en la prevención como herramienta esencial.

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