“Mujeres, familia y empresa”

Celso Marranzini

Recuerdo que, en una oportunidad se creó una Cámara de Comercio de los LGBT, a su creador, un muy buen amigo mío, le dije que nunca se me hubiera ocurrido crear una cámara para los que sufrimos de alguna discapacidad, que, por el contrario, lo importante es poder participar en todas sin ninguna limitación.

Eso es muy parecido a la creación del Ministerio de la Mujer o el de la Juventud, parecería que no caben en los demás, cuando tienen el talento de participar en cualquiera.

Hemos llegado al extremo de pretender que nuestros niños puedan elegir el sexo desde que nacen, sin embargo, tenemos una edad mínima para consumir alcohol, para casarnos o para conducir un vehículo.

Las películas ahora parecen no ser taquilleras si no aparece el arco iris, las parejas del mismo sexo o niños pequeños besándose sin importar el sexo. Disney perdió mucho dinero y reservaciones cuando insistió en introducir en sus caracteres animados parejas del mismo sexo.

No concibo otra forma que una familia formada por un hombre y una mujer, de lo contrario el mensaje que se manda a los niños es confuso cuando llegan a la escuela y les preguntan los compañeros por qué tienen padres del mismo sexo. Por igual, la educación sexual no puede venir dirigida por un organismo de una embajada, por importante que sea. La educación sexual, como bien establece nuestra Constitución, es única responsabilidad de los padres.

Quiero dejar bien claro, que si hay alguien que tiene claro el respeto a la diversidad soy yo, entiendo lo que es ser diferente, pero no por eso tengo que promover que los demás sean igual que yo. El éxito no debe tener nada que ver con el sexo, raza o color, debe ser directamente proporcional con la capacidad de la persona.

Que respeto la inclinación sexual de cada cual, sin querer promover políticas de género. Vemos hasta dónde llega esto, que una subsecretaria norteamericana, tal y como dice su perfil, nombrada por el secretario de estado de su país para asuntos tibetanos se pasea por todos los ministerios del país y termina, como es de suponer, con una reunión con la comunidad LGBT.

Esto nos obliga a defender más que nunca la institución de la familia, proteger la niñez de esta influencia cada vez más permisiva de sociedades que caminan hacia su autodestrucción. Nosotros vivimos aún en un país con bases morales importantes, sin estar ausentes a lo que parecería un nuevo modernismo.

No puedo terminar sin hablar de cómo veo la economía y el mundo. Vivimos en un mundo polarizado.

Parece no estamos de acuerdo en nada. Recientemente vimos las elecciones de Brasil, donde, luego de la cárcel, Lula regresa al poder con un escaso margen. Eso ha sucedido en las últimas elecciones y es una señal clara de que no estamos contentos ni con la izquierda ni con la derecha. Ningún sistema ha sido capaz de evitar las enormes diferencias que aquejan nuestras sociedades.

Chile, una de las economías más ricas de la región, eligió un presidente que pronto han rechazado con un NO rotundo en su intento de cambiar la constitución. Perú, su analfabeto gobernante cambia de ministros como se cambia de camisa. Qué decir de Daniel Ortega, la pobreza de Cuba o Venezuela.

Argentina, con un peso que nunca se sabe su valor y ahora las polarizadas elecciones de medio término en Estados Unidos, donde se debaten quién controlará el congreso, si Trump podrá volver o Biden tendrá la salud para reelegirse.

Un gobierno donde el populismo alcanza el de cualquiera de los países de Latinoamérica, se pretende indultar a los castigados por uso de mariguana y parecería que el destino de la nación se define en el famoso fallo Wade contra Roe y cuál estado permite o no el aborto.

Mientras, veamos nuestro país. A pesar de la grave crisis mundial y una pandemia sin precedentes hemos controlado la inflación; el turismo está en su mejor momento; el peso, contrario a otros países, se ha revaluado; en muchos años nunca habíamos visto una justicia que, sin ser perfecta, es diferente y aunque el proselitismo político está en sus mejores tiempos, esto no afecta el crecimiento de la economía, que está cercano a un 5.5%.

Nos quejamos de que el crecimiento no permea, sin embargo, los restaurantes están llenos, las plazas comerciales muy activas y las ferias de carros inundan más nuestras alocadas calles, que como describía hace pocas semanas en unos de mis artículos en elCaribe “entre el tránsito y un zoológico no hay diferencia”.

Agradezco de nuevo que hayan tenido el valor de invitarme, les deseo muchos éxitos y como ya estamos poniendo adornos de navidad, les deseo felices pascuas y un próspero 2023. Que Dios las bendiga a todas.

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