Mutabilidad presidencial: Bosh, Balaguer ¿Abinader?

Guillermo Caram

Mutabilidad es capacidad de cambiar. Puede convertirse en virtuosa habilidad cuando viabiliza respuestas adecuadas a circunstancias cambiadas.

La historia muestra ejemplos de grandes políticos mutantes. Napoleón fue militar que saltó durante Revolución Francesa contra la monarquía de Luis XVI, para luego asumir roles dictatoriales y proclamarse emperador. Churchill mutó entre liberales y conservadores ingleses, desempeñando ministerios con ambos. Fidel Castro me describió cómo se convirtió en marxista-leninista mientras estudiaba en el exclusivo colegio jesuita de Belén.

Bosch fue crítico de dictadura Trujillista. Se inscribió en democracia escribiendo libros y asociándose a la izquierda democrática del pasado siglo, resultando ser primer presidente electo del postrujillismo. Abjuró la democracia para abrazar dictadura con apoyo popular, aun cuando terció en elecciones posteriores.

Balaguer se formó en la dictadura hasta alcanzar la presidencia. Honró la sentencia de Crasweller de ser el único colaborador del régimen que visualizaba su desaparición. Se preparó para ello, esperando que “gotearan los mangos” o “recogiéndolos bajitos”.

Condujo transición de la dictadura a la democracia.

Volvió a la presidencia democráticamente electo en 1966. Sus primeros seis años fueron difíciles incidentados por la Guerra Civil del 65. Sus segundos seis años y sus diez años finales, en gran parte por el influjo socialcristiano internacional y nacional, fueron diferentes en términos sociales y derechos humanos. Recordemos su respuesta a preguntas periodísticas sobre si había cambiado. Recurrió a Ortega: “cambiaron las circunstancias”.

Ahora que Gallup apunta a Abinader para nuevo periodo, su gestión estará condicionada por mayor experiencia, circunstancias diferentes e imposibilidad constitucional de repostularse en 2028.

Siguiendo la dicotomía churchiliana entre político y estadista, podrá empeñarse más como estadista que como político.

Puede serle útil al revolucionario socialdemócrata, Abinader, ponderar experiencias exitosas del reformista socialcristiano: Balaguer.

Y gobierne próximo periodo con menos déficits y endeudamientos, eliminando privilegios tributarios, mas austeridad y mejorando calidad del gasto; subsidiando nuestra producción agropecuaria e industrial en lugar del consumo; mayor atención medioambiental y tacto y prudencia en relaciones dominico-haitianas.

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