Navidad: sus tradiciones ajenas y criollas

César Nicolás Penson Paulus

Navidad, la más importante fiesta cristiana, junto con la Pascua, celebra el nacimiento de Jesucristo, el 25 de diciembre para católicos y protestantes y el 7 de enero para los ortodoxos, y esto porque no aceptaron el calendario Gregoriano que reemplazó al Juliano de la época romana. El Papa Julio I estableció la fecha, aunque improbable que Jesús haya nacido en diciembre. Próximo al solsticio de invierno, el día más corto del año que la gente de Europa celebraba colocando velas en los árboles, luces, que la tecnología moderna multiplica hoy por millones, simbolizan las luces del Adviento: 4 velas, una para cada domingo: tres moradas simbolizando penitencias y una rosada, las alegrías del nacimiento del Niño Dios. Navidad viene de Natividad o Nacimiento. Para los anglosajones “Christmas”, Misa de Cristo; para los alemanes “Weihnacht”, noche de bendición. El árbol de navidad también tiene historia. Cuando en invierno los arboles perdían sus hojas, los germanos los vestían con adornos, para que los espíritus buenos que vivían en ellos, regresaran pronto. La leyenda cuenta de un niño que pidió refugio en una fría noche de invierno y fue acogido por una pareja. En la noche el infante se transformó en un ángel vestido de oro, y supieron que era el Divino Niño. Por el gesto solidario de amor al prójimo desconocido, pidió que plantaran una rama de pino que daría manzanas de oro y nueces de plata. La tradición de los “nacimientos” se remonta al 1223, en una Navidad de la villa italiana de Grecio. San Francisco de Asís, reunió a los vecinos para celebrar alrededor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús. En el momento cumbre, esa figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís. Papa Noel, Santa Claus, Sinterklaas, Pere Noel, así como el árbol de Navidad son costumbres que provienen de la leyenda y de la realidad. “Santicló”, los Reyes Magos, el niño Jesús o la Vieja Belén, “traen juguetes pa lo niño criollo”. La vieja Belén (copiada de La Befana, de Italia), una “bruja buena” compensa los olvidos. En todas las regiones, las costumbres ponen al niño, su inocencia, sus esperanzas y deseos, como centro. Navidad es alegría, tiempo de retornos y encuentros, tiempo en que vuelve Juanita “cargada de lejanía”, fiestas, espacios de renovación, de “limpiezas”; época de tradiciones, de regalos, de excesos en el comer y el beber, lapso para establecer propósitos y planes, periodo de regocijo. Es tiempo de la Misa del gallo, introducida por el Papa Sixto III, hace cuchumil años, como “mox ut gallus cantaverit” (depué que’l gallo cante). En Navidad, coinciden vacaciones, alegrías familiares y barriales, regalos y en determinados lugares, aguinaldos, angelitos, fuegos artificiales, lechón asado y fiestas. El dominicano en ese tiempo “se bota” y celebra “la pacua” a lo grande, aunque la “resaca” dure meses de compromisos y restricciones, pero “se lo gozó”.

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