Novaya Gazeta sobrevive pese a la represión gubernamental rusa

Por Hanna Valynets

VILNA (IPS) – A fines de marzo, las autoridades de Moscú obligaron a Novaya Gazeta, uno de los periódicos independientes más antiguos y grandes de Rusia, a cerrar. Un mes más tarde, unos hombres rociaron al jefe de redacción y Premio Nobel de la Paz 2021, Dmitry Muratov, con pintura impregnada de acetona. Los desconocidos se burlaron le dijeron: «Toma esto por nuestros muchachos».

Desde la fundación de Novaya Gazeta en 1993, seis periodistas del medio han sido asesinados. Y otros han recibido amenazas. Tras el ataque con pintura, Muratov fue al hospital con quemaduras en los ojos. La redacción de Novaya Gazeta investigó y publicó un artículo sobre el incidente.

Continuar con el trabajo

Cuando Rusia lanzó su invasión de Ucrania el 24 de febrero, los periodistas de Novaya Gazeta no estaban seguros de cómo cubrirían los acontecimientos en torno a la guerra. El primer paso que dio el periódico fue crear una cronología de los acontecimientos.

Sin embargo, a los pocos días, el Roskomnadzor, la agencia gubernamental que supervisa las actividades de los medios rusos, emitió una advertencia a la redacción: la invasión solo podía describirse como «operación militar», y en ningún caso como «guerra».

Ante la disyuntiva de cumplir con los requisitos o dejar de informar sobre la guerra, Novaya Gazeta decidió recurrir a sus lectores para conocer su opinión.

«La mayoría respondió que era más importante continuar con el trabajo, y por lo tanto debíamos cumplir», dice Serafim Romanov, editor jefe de Novaya Gazeta en San Petersburgo. «En solo media noche, eliminamos de nuestra web casi 300 artículos relacionados con los acontecimientos de Ucrania», detalla.

Los abogados de la redacción elaboraron directrices para el staff. Por ejemplo, al informar sobre las víctimas de la guerra, los artículos debían indicar también la posición oficial del Ministerio de Defensa de Rusia. En general, los artículos debían incluir citas de las autoridades rusas que reflejaran la narrativa del Kremlin.

«Cada artículo era revisado por los abogados antes de su publicación, y el sistema de gestión de contenidos de nuestro sitio web destacaba los nombres de las organizaciones etiquetadas como ‘indeseables’ por el Roskomnadzor —’agentes extranjeros, agencias indeseables o prohibidas— y la palabra ‘guerra’», explica.

«Rusia también aprobó una ley sobre la difusión de información ‘falsa’ acerca del ejército ruso, imponiendo sanciones penales de hasta 15 años. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la nueva realidad en la que nos encontrábamos», añade.

La represión rusa sobre los medios y el periodismo hicieron que medios independientes como Telekanal Dozhd dejaran de informar, así como Znak.com y Ekho Moskvy (Eco de Moscú), uno de los medios más antiguos del país.

Mientras tanto, la presión sobre Novaya Gazeta aumentó.

«Al principio hubo problemas con la distribución de la versión impresa. En lugar de recibir nuevos números, los lectores empezaron a recibir notas manuscritas en sus buzones diciendo que Novaya Gazeta había sido prohibido. Estaban firmadas: ‘Respetuosamente, su cartero’. Cuando la gente llamaba a la oficina de correos, les decían que el periódico estaba cerrado y que no se aceptaban suscripciones. Eso duró una semana», cuenta Romanov.

Añade que los representantes de Correos negaron las acusaciones. En respuesta, el establecimiento comenzó a vender periódicos en sus oficinas.

Desde que estalló la guerra a gran escala, Novaya Gazeta ha experimentado caídas en el tráfico del sitio e interrupciones en su accesibilidad, incluyendo la desconexión del agregador de contenidos, Yandex Zen, y una caída en su clasificación en los motores de búsqueda.

El 22 de marzo, RIA Novosti, una de las mayores agencias de noticias progubernamentales de Rusia, publicó un artículo en el que decía que Novaya Gazeta había recibido una advertencia por no identificar a una organización determinada como «agente extranjero«.

El incumplimiento de este requisito más de una vez en el plazo de un año puede llevar a un tribunal a revocar a una redacción de su licencia para operar como medio de comunicación acreditado.

«Conseguimos el documento con el texto de la advertencia unos días después, con la ayuda de un abogado. Fue entonces cuando por fin supimos por qué nos habían multado exactamente. Eso fue el viernes, y el lunes, RIA Novosti escribió que el periódico había sido advertido por segunda vez«, cuenta Romanov.

«Inmediatamente anunciamos que suspendíamos las operaciones. Podría haber sido mucho peor: por ejemplo, si nos hubieran incluido en el registro de organizaciones extremistas o indeseables. Imagínense que los periodistas de Novaya Gazeta fueran equiparados a los talibanes», destaca.

A principios de mayo, los periodistas exiliados de Novaya Gazeta lanzaron una nueva publicación, NovayaGazeta.Europe, desde Letonia. Mientras tanto, los reporteros que permanecen en Rusia se preparan para volver al trabajo cuando la situación se resuelva de forma aceptable, explica Romanov.

«Había esperanzas de una retirada, pero ya vieron las imágenes de Bucha«, dice, en referencia a las fotos de civiles presuntamente asesinados por las fuerzas rusas en Bucha, una ciudad ucraniana cercana a Kiev.

En respuesta a los intentos de varios medios de comunicación y de redes sociales prorrusas de poner en duda la autenticidad de esas fotos, Romanov añade: «No entiendo realmente qué tipo de pruebas se necesitan, porque cualquiera puede calificar de falso cualquier foto y video si eso es lo que quiere, y quizás eso sirva para que los criminales queden impunes».

Romanov también también respondió a preguntas sobre cómo ha cambiado el periodismo en Rusia desde el comienzo de la guerra, cómo Novaya Gazeta ha sorteado la represión gubernamental y qué se puede esperar a continuación.

¿Tienen libertad de expresión cuando se trata de la guerra de Ucrania?

La guerra de Ucrania fue el momento en el que las autoridades dejaron por fin de fingir que no había censura en el país.

El gobierno había intentado sostener la imagen de una prensa libre a nivel internacional. Pero después del 24 de febrero, empezaron a bloquear sitios web de noticias y a emitir advertencias a los periodistas sin ningún tipo de fundamento formal.

Ahora hemos llegado a un punto en el que decir la verdad sobre esta guerra es simplemente imposible. Si eres un medio de comunicación registrado oficialmente en Rusia, no tienes ninguna forma «legal» de hacer llegar esta información a tus lectores y espectadores. Por lo tanto, llegó la hora del periodismo clandestino y extraterritorial.

Nadie en el Ministerio de Defensa de Rusia dará acreditación a los medios independientes. Sin acreditación, ninguna publicación puede garantizar la seguridad de sus periodistas. Oksana Baulina, por ejemplo, la periodista de The Insider que fue asesinada mientras trabajaba, era una persona bastante experimentada.

¿Qué periodistas rusos recomendaría seguir?

El periodismo independiente está en pausa, pero muchos medios siguen trabajando a pesar de haber sido bloqueados en el país. También han aparecido canales de creadores en Telegram y YouTube.

Por ejemplo, el antiguo director de TV Rain, Tikhon Dziadko, y su esposa, Ekaterina Kotrikadze, tienen su propio canal de YouTube, donde publicaron una sensacional entrevista con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.

Anastasia Chumakova lanzó su propio medio de comunicación, Astra, dedicado a investigar los crímenes de guerra en Ucrania, tras ser despedida de RTVI. La periodista Farida Rustamova fundó Faridaily. Fue observadora política en la Duma del Estado, y ahora intenta averiguar qué planean los políticos y cuándo terminará la guerra.

A muchos en Rusia no parece afectarles el hecho de que haya una guerra en estos momentos, y que los medios estén bloqueados. ¿Cómo se mantiene el propósito en este contexto?

Hay un serio debate sobre esto en la comunidad profesional. La gente está experimentando un agotamiento y una desilusión total con la profesión. Las estrellas del periodismo se alzan en este contexto, pero aun así, uno se siente impotente.

Algunos aconsejan dejar la profesión. Otros dicen: ‘No, yo seré el último en apagar las luces. Aunque todo el mundo se vaya’. En cuanto a mí, no puedo evitar la sensación de que todo es como una película. Quizá esté subestimando los riesgos personales y el hecho de haber perdido mi trabajo.

¿Cómo pueden los periodistas rusos superar este difícil momento?

Piensen en cómo dirigir el periodismo del futuro. El periodismo ruso va a tener que someterse a una reestructuración radical.

Piensen en cómo mantenerse en la profesión, ser más independientes, desarrollar canales para trabajar con los lectores y cómo hacerlo fuera de la jurisdicción rusa.

Este artículo se publicó originalmente en IJNET, la Red Internacional de Periodistas.

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