Ojalá
J.C. Malone
Nueva York.-En mayo pasado, comenzamos a retirar tropas de Afganistán, en agosto, huimos despavoridos, en febrero, seis meses después, luchábamos contra la invasión rusa a Ucrania. Primero ofrecimos ayuda humanitaria, luego defensiva, después enviamos armas ofensivas, drones, misiles, hoy dirigimos la inteligencia ucraniana.
Este mayo, al cumplirse un año de iniciar el retiro de Afganistán, tenemos conflicto directo con Rusia.
Cuando huimos de Afganistán, huíamos de la bancarrota económica que vendría, tras 20 años de guerra financiada con las mismas emisiones inorgánicas que usamos durante la pandemia.
Sospecho estamos huyendo hacia esta guerra, para evitar la misma bancarrota que nos emboscaría en Afganistán, sólo eso justificaría la prisa.
En agosto huimos del débil, Afganistán, hoy enfrentamos al fuerte, Rusia, un cambio rápido, radical.
Quizá la inteligencia estadounidense y europea confirmaron, y reconfirmaron, que Rusia está mucho más débil que Afganistán, económica y militarmente, ojalá no se equivoquen, otra vez.
Porque la inteligencia también es suceptible a la manipulación y prostitución política, como ciertas encuestas.
Recordemos que la inteligencia estadounidense y europea, aseguraron que Sadhan Hussein tenía las armas que justificaron la invasión y nunca las encontraron.
Esta gente luce muy segura, el presidente de Ucrania, Volodomir Zelensky suena arrogante. Dice que para negociar con Rusia, primero Moscú debe retirar todas las tropas de suelo ucraniano, y devolverle las regiones de Dombas y la península de Crimea.
Eso hace pensar que, en la cabeza de Zelensky, él tiene todas las cartas ganadoras en esta partida.
Resulta entendible que Rusia no se haya recuperado totalmente del colapso soviético de hace más de tres décadas. Eso explicaría que su aparato militar esté en ruinas.
La inteligencia puede estar en lo cierto y eso justifica el triunfalismo ucraniano y la agresividad estadounidense, quizá hasta el arsenal nuclear ruso sea totalmente chatarra, ojalá.