PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Hitler, su ruta hacia el poder

Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.[email protected]

En las eleccio­nes del 1928 los nazis ape­nas alcanzaron el 2.8 % de los votos, consiguiendo 12 esca­ños de los 490 del Reichtag, parlamento alemán. Como se sabe, en 1929 luego del derrumbe de la bolsa de va­lores en New York, el mundo vivió una crisis económica sin precedentes. En Alema­nia fue particularmente agu­da dadas sus deudas por las reparaciones de la guerra. Presentándose como la solu­ción y los únicos capaces de detener el ascenso comunis­ta, en las elecciones de 1930 los nazis lograron 107 esca­ños de un total de 577. Los comunistas obtuvieron 77.

A pesar de lo terrible de la crisis económica, en una Alemania que en 1932 tenía 6 millones de ciudadanos sin trabajo, el veterano general Paul von Hindenburg, con el apoyo del Partido Católi­co (Zentrum Partei) y los so­cialistas, ganó las elecciones presidenciales contra Hit­ler. Entonces los comunistas controlaban 100 escaños de los 608 del Reichtag.

En las elecciones parla­mentarias del 6 de noviem­bre de 1932, los Nazis per­dieron 34 escaños, ahora contaban con 196 escaños y no los 230 que habían obte­nido en Julio de ese año.

Entonces Hindenburg fue presionado por la derecha para formar un gobierno de coalición junto a Hitler, por­que se necesitaba una alian­za contra los comunistas. Vale la pena investigar las in­trigas del General Schleicher, que llegaría a ser nombra­do canciller, pero no logró el apoyo parlamentario ne­cesario para gobernar. Tan­to Hindenburg, como von Papen creían que, dándole participación a los nazis en el gobierno los amansarían y lograrían controlar a Hitler.

Hindenburg necesitaba a los nazis para tener mayoría en el Reischtag, pero Hitler insistía: los nazis solo parti­ciparían en un gobierno en el cual Hitler fuera canciller. El 30 de enero de 1933 Hit­ler asumió como Canciller de Alemania. En 1799, también Sieyès pensaba que contro­laría a Napoleón fácilmente al incluirlo en el Consulado que desplazó al Directorio del poder.

Hindenburg y von Papen aceptaron a Hitler como can­ciller en un gobierno domi­nado por von Papen y sus socios conservadores. Hitler solo pidió para los nazis el Ministerio del Interior y que su correligionario Göring fuera interinamente minis­tro del Interior de Prusia, controlando así el cuerpo de policía del mayor de los Esta­dos germánicos.

Los nazis se prepararon para cuando una crisis de­rrumbase esta acrobacia po­lítica. ¿Crearon ellos la cri­sis? ¡La aprovecharon!

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