Pesqueira y su labor filantrópica, ante un  pueblo que no cree en la Justicia Dominicana.

Por: Lina Paulino. Periodista y psicóloga clínica.

La labor  filantrópica y que busca mostrar la cara humana de la Policía Nacional,  que lleva a cabo el Vocero de dicha institución Diego Pesqueira y a quien prefiero llamar amigo y colega,  al parecer no ha logrado sus objetivos, debido a la percepción de incredulidad y miedo de la sociedad ante ese organismo y que para desaparecer  amerita más que el compartir de unas habichuelas con dulce con doña Juana en el patio de su casa.

Es bonito, como Pesqueira ha sabido unir lo personal con lo laboral, para disminuir la brecha abismal que siempre ha existido entre el pueblo y la institución del Orden, sin embargo, recuerdo un breve pasaje de la Biblia  al referirse a los diezmos y la buenas obras, que  dice, “no  sabes que era necesario hacer esto, sin dejar de hacer lo otro”.

Las recientes declaraciones de los  padres, familiares y amigos de Yennely Andreina Hilario de 18 años asesinada  en Cotui a Mano de otra joven de 21 años,  revela la desesperanza del dominicano ante el cumplimiento de las consecuencias legales en caso como este, y advierten dentro de su Ira y dolor que el asesinato de la joven no deben quedar impune, al tiempo que le recuerdan a las autoridades que ellos también tienen hijos e hijas, y que hoy son ellos pero que “mañana pueden ser ustedes enfatiza el padre de la occisa”.

Al pedir Justicia se evidencia el temor que invade al dominicano, debido a la historia de impunidad que impera en la nación y la poca credibilidad que generan los organismos de seguridad del Estado a la hora incluso de investigar o recopilar las evidencias, sumado  además al de factor poder o dinero que pueden contaminar dichos procesos.

Porque relacionar la labor de Pesqueira, con este caso,  es precisamente porque dicho colega, ha querido mostrar que los agentes del orden también tienen familia y son personas con sentido humano, por lo tanto ha llegado el momento de enarbolar esa bandera que tanto se evidencia en las redes sociales y que las autoridades puedan sentir el dolor ajeno y ponerse en el zapato del otro, para dar una respuesta digna a dos familias que sufren lo inimaginable.

Es el mejor momento, para identificarse con aquellos que son más vulnerables, no solo en compartir y festividades, sino, donde se muestran los verdaderos amigos y compatriotas, que es en  dolor y la desgracia ajena, si es verdad que  las autoridades quieren mostrar su corazón de carne que le permite llorar con los que lloran, y que por lo menos como el juez injusto y la viuda que narra la biblia, puedan reivindicar su valor y coronarse con acciones heroica, ante un pueblo que grita de impotencia.

Hoy Yennely es un nombre más, que deja ensangrentada la historia de violencia que vive el país,  por lo que  se hace más que necesario, urgente, una intervención casi divina, pero también un gobierno, unas autoridades, y un pueblo que le duela la patria, que ponga un alto al rumbo de perdición al que nos dirigimos, lo cual  no se resuelve con una chercha en el callejón de Bojolo, sino con una política pública preventiva y un reforzamiento del sistema educativo basado en valores.

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