¿Podría el mamut salvar la humanidad?

Por Juan Llado

Las graves amenazas a la supervivencia de la humanidad son solo dos. La existencia de la bomba atómica es una y la otra es el cambio climático. Por suerte, en este último caso se vislumbran soluciones a los gases de efecto invernadero provocados por el masivo uso de los combustibles fósiles. Una de las que aparenta más inverosímil es la repoblación de Siberia con los mamuts lanudos que existieron hace miles de años. Aunque no lo crea, esto es lo que persigue un proyecto de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

La problemática del cambio climático ha inspirado tal aventura. El Acuerdo de París sobre el cambio climático del 2015 estableció la meta de mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los dos grados Celsius para el 2100, preferiblemente por debajo de 1.5 grados. Pero todo aparenta que no seremos capaces de reducir a tiempo los gases de invernadero con la introducción de fuentes de energía renovables y otras medidas de mitigación. Sin embargo, los avances tecnológicos respecto a las posibles fuentes energéticas del futuro podrían calmar nuestras aprehensiones y ser capaces de revertir la onerosa tendencia hacia el calentamiento global.

Los inversores en proyectos energéticos han abrazado la energía eólica y la solar como los dos filones más prometedores para reducir el CO2 de la atmósfera. Alrededor de estas fuentes energéticas se está tejiendo un inmenso abanico de aplicaciones que no necesariamente dependerán de los grandes molinos o los paneles fotovoltaicos. Pero hay otras opciones que están asomando la cabeza en el horizonte energético mundial que prometen energía mucho más barata, abundante y fácil. El espectro de alternativas va, para citar solo algunas, desde la energía mareomotriz, la fusión nuclear, el hidrógeno verde, el reciclamiento del uranio usado por las plantas nucleares, el helio 3 que China pretende minar en la Luna y hasta las posibles fuentes espaciales.

En términos de esoterismo y estelaridad, ninguna de estas alternativas de generación energética se compara con el propósito de revivir a los mamuts de Siberia para que nos ayuden a controlar el cambio climático. La idea proviene del profesor genetista George Church de Harvard: “Se supone que el permafrost, por su naturaleza, permanece congelado durante todo el año, pero en un marcador de cambio climático invasor, en 2018 la capa superior del suelo se descongeló y no se volvió a congelar. Los microbios comenzaron a comer el carbono que había sido encerrado en el hielo y lo liberaron en el aire como gas metano. Hoy el deshielo del permafrost está eructando metano a un ritmo alarmante, dado que el gas es 30 veces más potente que el dióxido de carbono para contribuir al calentamiento global».

“Church vio a un compañero de equipo encender un fósforo y encender una bolsa de gas que flotaba sobre el pantano en el que se encontraban. La observación reforzó su determinación de combatir el cambio climático al garantizar que el permafrost del mundo permanezca congelado, manteniendo sus aproximadamente 1,4 billones de toneladas de carbono almacenado, dos veces y media más que los puertos de la selva amazónica, escondidos de manera segura. Su plan para hacerlo: modificar genéticamente un grupo de elefantes para que prosperen en el frío y moverlos hacia el norte para que sus actividades diarias contribuyan a preservar y restaurar los ecosistemas árticos”. Se espera que los nuevos “mamuts” –que serían elefantes asiáticos modificados– contribuyan a derribar los árboles siberianos que impiden el desarrollo de las praderas y a compactar el permafrost.

Los mamuts desaparecieron de la faz de la tierra hace miles de años. “Su declive definitivo comenzó hace 21.000 años, tras el último máximo glaciar. Desde entonces, y debido al progresivo calentamiento del planeta, su número fue disminuyendo hasta que, hace menos de cuatro mil años, los mamuts desaparecieron para siempre. A través de modelos climáticos y restos fósiles, los investigadores determinaron que el aumento de las temperaturas también había afectado el hábitat de los mamuts de tal manera que, cuando los humanos llegaron a su territorio hace aproximadamente 6.000 años, las poblaciones estaban ya pendiendo de un hilo. El colapso del nicho climático del mamut causó una disminución significativa en el tamaño de la población, haciendo al mamut lanudo más vulnerable a la presión de caza cada vez mayor de las poblaciones humanas”.

Los empresarios Ben Lam y George Church intentaran revivir el mamut siberiano.

En septiembre del 2021 Church y el empresario Ben Lam anunciaron la creación de Colossal,la empresa que llevara a cabo la tarea de revivir el mamut, y la captación de US$15 millones para financiar las investigaciones correspondientes. “Los científicos han puesto sus miras iniciales en la creación de un híbrido elefante-mamut mediante la fabricación de embriones en el laboratorio que llevan ADN de mamut. El punto de partida del proyecto consiste en tomar células de la piel de elefantes asiáticos, que están en peligro de extinción, y reprogramarlas en células madre más versátiles que transportan ADN de mamut. Los genes particulares que son responsables del pelo de mamut, las capas de grasa aislantes y otras adaptaciones al clima frío se identifican comparando los genomas de mamut extraídos de animales recuperados del permafrost con los de los elefantes asiáticos relacionados. Estos embriones se llevarían a término en una madre sustituta o potencialmente en un útero artificial. Si todo va según lo planeado, y los obstáculos están lejos de ser triviales, los investigadores esperan tener su primer conjunto de terneros en seis años.”

La ambiciosa meta de revivir al mamut está llena de obstáculos que Lam y Church esperan vencer.  Están conscientes de que deberán trabajar arduamente. Pero lo que la ciencia ha conseguido hasta ahora es motivo de optimismo. Por ejemplo, en el 1996 científicos ingleses lograron clonar una oveja (Dolly), lo cual “significó un importante avance científico para la humanidad, por su contribución a la lucha para combatir ciertas enfermedades, especialmente el cáncer y por mejorar la elaboración de algunos fármacos y facilitar la selección de linajes en la ganadería”. Por otro lado, en el 2017 los científicos lograron hacer crecer exitosamente una oveja en una matriz artificial (ver gráfico).  Estos antecedentes animan a Lam y Church en sus experimentos.

Lograr revertir el derretimiento del permafrost de Siberia mediante la introducción de elefantes modificados resulta un sueño dorado de cualquier manera que se enfoque. La inventiva de Church en materia de manipulación de genes podrá ser muy prometedora –y con más de 100 patentes a su nombre sus éxitos en eso son impresionantes—pero de ahí a que puedan existir cientos de miles de “mamuts” deambulando por las estepas de Siberia hay una gran distancia. Aun si se lograra esa enorme repoblación de animales, derribar los millones de árboles que se requiere para salvar el permafrost es una tarea que no estaría completada antes del 2100. La conservación del ambiente siberiano es un noble ideal, pero el desafío correspondiente es mayúsculo. Los otros avances tecnológicos mencionados anteriormente lucen mucho más prometedores para evitar el apocalipsis climático.

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