Preguntas sobre la economía dominicana de 2023

Haivanjoe Ng Cortiñas

¿Crecerá la economía dominicana, bajará la inflación a su zona de confort y disminuirá el nivel del saldo del endeudamiento público en el 2023?, he aquí mi opinión.

   Cualquiera que lea la prensa especializada sobre economía, puede darse cuenta que hay un común denominador entre quienes opinan acerca de las previsiones del nuevo año 2023, para ellos se trata de una inminente recesión o en el menor de los males de una caída en la actividad económica, ante la postura monetaria de elevar la tasa de referencia asumida por los principales bancos centrales del mundo, motivada por las elevadas tasas de inflación de 2022 que desbordó a cada una de las metas contempladas.

   Pese a que no hay evidencia de que los pronósticos de recesión económica ocurran en la dimensión que se ha estado anticipando, lo cierto es, que tampoco ha habido precedente que respalde de que en la economía internacional se diera en forma simultánea el fenómeno de la inflación, inducida por la expansión monetaria deliberada en casi todas las economías, junto a los problemas de oferta y el consumo de venganza. Tal vez por ese fenómeno inédito, la previsión de recesión pueda ocurrir, ante el hecho de la concurrencia de posturas comunes de los bancos centrales elevando sus tasas de interés.   

  Doblegar a la inflación, continúa siendo el objetivo de la posición de los gobiernos y bancos centrales y no es para menos, es probablemente el mal que más genera y promueve descontento social, con mayor énfasis en las economías en vía de desarrollo. La razón indicada, junto a otras, obliga a que la política económica fije como prioridad estabilizar la subida de los precios; sin embargo, tal propósito puede comprometer el crecimiento económico, incluso, por debajo de su potencial anual.

   Trasladando la preocupación de las principales economías del mundo al plano local, esta opinión es de convencimiento de que para el 2023 a la economía dominicana no le espera una recesión, ni en la versión de los dos trimestres negativos de caída del PIB en forma consecutiva ni tampoco en la modalidad de que su actividad económica sea menor al de un 2.6 % de expansión anual, pero si puede rondar el 4.6 %. Al parecer las autoridades admiten que la economía dominicana no se comportará igual que en sus años previos, por el hecho de que la previsión económica que tienen para el nuevo año es de que el PIB crezca en un 4.8 %, contra el 5.5 % proyectado para el año que finaliza en los próximos días. 

   El crecimiento económico estimado para el año 2023 puede ser entorpecido a la baja por dos razones básicas, la primera, que las principales economías del mundo entren en recesión, pues de acontecer, seria altamente probable que el turismo, las remesas, la inversión extranjera y las exportaciones se vean afectadas con un comportamiento menor al pasado reciente y, la segunda, que la gerencia pública no logre articular acciones para ejecutar el gasto de capital previsto en el presupuesto de la nación que ronda el 14.0 % del total del gasto público total, meta que no fue lograda en el 2022 y también, que la estrategia de la alianza público/privada no de los resultados esperado.

   En la misma línea, que, además, la acción privada no se vea entorpecida por el efecto traspaso de la tasa de interés monetaria sobre la tasa de interés del sistema financiero, impacto que ya ha estado ocurriendo a nivel del costo del dinero, que ha pasado de 9.2 % a 14.6 % promedio ponderado desde que se inició el incremento de la tasa de referencia hasta la actualidad. Como el efecto transmisión de la elevación de las tasas hacia las decisiones empresariales es aun un dato no medido, en los próximos meses puede comenzar a verse y permitir tener una opinión más acabada acerca de si puede también afectar al crecimiento económico previsto para el nuevo año.   

   Otra de las preguntas obligada es sobre la inflación para el 2023, la que de nuevo las autoridades han fijado como meta en un 4.0 %, esta ancla en los precios no fue lograda en los años 2020 al 2022, produciendo un desvío en el incremento de los precios registrados frente a la meta estimada en el programa monetario anual. Algunos riesgos aun presentes en la economía mundial pueden no descartar un pronto declive en la inflación dominicana, agravada, incluso, por nuevas señales de tensión militar que rondan en Asia y la nueva ola sin precedentes de COVID-19 en China y el cambio en la respuesta de su política pública para controlarlo, sin afectar a la economía, está por verse.

El Banco Central de la República Dominicana, como principal responsable para gerenciar a la inflación, comenzó a dar señales de ponerle un techo a su tasa de interés, al no subirla para diciembre y mantenerla en un 8.5 %, esta postura dependerá fundamentalmente de cómo continue la Reserva Federal de los Estados Unidos manejando su tasa de interés y, además, de cómo los factores internos se comporten.    De acontecer nuevas alzas en la tasa de referencia local, la probabilidad de comprometer el crecimiento económico esperado de un 4.8 % para el 2023 puede resultar muy cierta.

   Acerca del mercado cambiario, un bloque de indicadores económicos y de conductas empresariales y de los consumidores inciden en su comportamiento. Al 7 de octubre de 2022 el peso dominicano se había apreciado en un 6.31 %; sin embargo, desde la tercera semana del referido mes la cotización del dólar ha comenzado a revertirse, hasta situar hoy a la apreciación del peso en solo 2.36 %, para una perdida de 3.95 puntos porcentuales. Las autoridades han proyectado para el 2023 que el tipo de cambio se sitúe en promedio en RD$ 56.95, de continuar en el mercado el proceso de desmonte de la apreciación que se ha producido en los dos últimos meses de 2022, la tasa de cambio para los primeros meses del nuevo año estaría alcanzando y hasta superando la meta fijada.

   Al parecer los agentes del mercado cambiario han estado reaccionando frente al acontecer mundial y están asumiendo una posición para el corto plazo como forma de resguardar su liquidez en moneda fuerte, postura que puede incidir en forma negativa en las expectativas para el nuevo año y potenciar inestabilidad cambiaria.

   Por el lado de la deuda del sector público no financiero, a noviembre de 2022 su saldo fue de US$ 52,486.7 millones, cuando en diciembre era de US$ 47,672.2 millones, equivalente a un aumento de US$ 4,814.5 millones y al finalizar el 2023 se tiene previsto que sea de US$ 56,211.9 millones, para una variación hacia el alza de US$ 3,725.2 millones.

   De manera que, a la economía dominicana para el 2023 le espera un menor crecimiento del PIB, un mayor nivel de endeudamiento público y posibilidades de que la inflación no logre situarse en el punto de su meta.

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias