Privilegiados

Heddel Cordero

Los motoristas dominicanos tienen privilegios de sobra. Son los únicos que pueden transitar sin licencia, sin matrícula, sin luces en sus motores, con sobrecargas enormes de paquetes y personas, en fin,  son una clase excepcionalmente privilegiada.

Ellos están por encima del bien y del mal. Las normas no existen para ellos.

Tienen el privilegio de conducir irrespetando todas las disposiciones de tránsito, todas las normas, sin ser penalizados.

Pueden llevar el timón con una mano y con la otra revisar su GPS sin ser sancionados; cruzar los semáforos en rojo y entrar en vías contrarias a toda velocidad sin ser molestados; ellos tienen licencia para todo.

A nuestro país le dará mucha brega poder enderezar el desorden que patrocinan los motorizados que conchan, que entregan comida a domicilio, que reparten paquetes, que realizan envíos, que hacen labores  de mensajería, en fin, las diversas ocupaciones que desempeñan en la sociedad.

Las autoridades señalan que hay registradas 800 mil motocicletas a nivel nacional, pero sabemos que existe el doble de las mismas circulando de manera anónima en todo el país.

El orden del tránsito debería empezar por aquí. Son muchos los motores que se desplazan por toda la ciudad y la generalidad de ellos respondiendo solo a su urgencia y sin tomar en cuenta nada que signifique disciplina.

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