¡Qué fácil es perseguir haitianos mientras se regala el patrimonio!

Felipe Ciprián

Una de las peores perversidades que puede cometer un dirigente político es aprovecharse de la desgracia de amplias masas de la sociedad para tratar de escalar el poder.

Quienes así actúan pueden llegar a ser presidentes, ministros, legisladores… pero al final de sus días tendrán que mirarse de frente con un ataúd que no solo llevarán sus restos, sino la carga de sus maldades.

Eso está pasando en República Dominicana, donde cada vez menos ciudadanos creen en sus políticos y están dispuestos a aceptar un gobierno de fuerza que acabe con sus robos.

Pero desde Las Matas de Farfán hasta Los Ángeles, hay esperanza, porque hay autoridades políticas que mandan luces muy distintas y demuestran que “cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”, como sentenció José Martí.

Mientras en el país Luis Abinader, Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía encabezan una cruzada tenebrosa para perseguir, atropellar, extorsionar y deportar masivamente a trabajadores haitianos que carecen de documentos de viaje, en Las Matas el alcalde Gustavo Suero se enfrenta con los policías de Digesett para que dejen de poner en zozobra a los agricultores que andan en motocicletas.

No tengo que conocer al gobernador de California, Gavin Newsom, para saber que no es un politiquero más, sino una autoridad que se levanta en defensa de su pueblo, del orden, del respeto a la vida, a la dignidad humana, que siempre están por encima de nacionalidad, Constitución, estatus legal o procedencia.

Newsom no solo condenó públicamente las redadas masivas ejecutadas por autoridades federales en su estado, sino que enfrentó al mismo presidente Trump por hacer eso y por luego enviar miles de guardias a aplastar a las personas que protestan.

Este gobernador pegó su pecho contra los rifles de los “tonton macoutes” enviados por Trump para reprimir las protestas violentas de los afectados por las redadas en Los Ángeles y desafió al “zar de la frontera”.

Newsom se está comportando como un dirigente, no como un politiquero mediocre que abusa de los débiles y dobla el espinazo para que sobre él defequen los fuertes.

Gustavo, en Las Matas de Farfán, no le sonríe al coronel que dirige la Digesett allí, sino que sale a la calle a proteger a su gente de las arbitrariedades y las multas selectivas contra personas que no representan amenazas para el tránsito.

No conozco a Gustavo, pero me alegra mucho que sea miembro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), porque desde hoy tiene todo mi respeto y admiración.

Tengo amigos cercanos en Las Matas de Farfán que estoy seguro que muy pronto me facilitarán ir a estrecharle la mano a este alcalde, mirarlo a los ojos, y nada más.

Más de una vez suele aparecer un diamante en un basurero y quienes lo valoran, hunden su mano en la mugre para rescatarlo.

Los presidentes vaqueros

Abinader, Danilo, Hipólito y Leonel saben perfectamente que quienes vienen huyendo del colapso de Haití, donde la gente carece de alimentos, servicios y mínimas garantías para su vida ante la violencia generalizada de los grupos armados, no representan ninguna amenaza para la soberanía.

Pero una vez en territorio dominicano, esos haitianos trabajan en los sectores de mayor importancia de la economía: turismo, construcción, agropecuaria, comercio.

Ningún haitiano de esos es mantenido por el gobierno ni por los políticos que llegaron como pelagatos al poder y ahora son potentados.

A cualquier hombre verdadero le rompe el alma tener que ver el drama de los haitianos negros y pobres en República Dominicana.

Un asalto malvado

Fui a ver una casita modesta que habitan braceros haitianos en un campo de Baní, guiado por un amigo que es vecino de esos infelices.

Cuando llegué junto a mi amigo a la orilla de la casa, situada alrededor de decenas de plantas de café en flor, guineos en producción y frutales de aguacates y lechosas, este comenzó el relato.

-Mire Ciprián. Eran como las 9:00 de la noche. Los haitianos estaban ahí escuchando música y revisando sus celulares cuando llegaron tres tígueres y gritaron desde ahí (señalando un muro): ¡Somos Migración!

Media docena de haitianos volaron por puertas y ventanas huyendo para internarse en los bosques.

Los tres ladrones (a los que fui a conocer con mi amigo), en nombre de la defensa de la soberanía nacional, saquearon la casa. Se llevaron dos motocicletas, ropas, receptores de radio, de televisión, en un cateo tranquilo mientras los haitianos estaban en fuga.

Cuando los haitianos regresaron sigilosamente varias horas después, encontraron la casa vaciada, mientras que uno de ellos fue traído en andas porque se fracturó una pierna y otro caminaba con un brazo roto.

Como no podía ir al hospital a enyesarse, un habilidoso le forró la pierna con corteza de guásuma y ahí anda, esperando curación y sufriendo hambre porque no puede trabajar.

No doy aquí el lugar exacto de la usurpación de funciones de los ladrones porque estoy seguro que entonces les caerá encima a los haitianos la verdadera Migración o una patrulla policial, y serán víctimas nueva vez del mismo procedimiento.

Los haitianos “ilegales” son aquí una mina de oro y todo el que sabe y está dispuesto a explotarla, lo hace sin escrúpulos, desde militares hasta altos dirigentes políticos.

¿Cuál es la maniobra?

Convertir la migración haitiana irregular en “el problema principal” de República Dominicana es una maniobra política que mezcla la explotación de sentimientos nobles, la ignorancia y la colocación de una cortina de humo para entregar el patrimonio estatal a consorcios extranjeros o a oligarcas de aquí.

Mientras las patrullas cazan haitianos indefensos como moscas, ¿saben los nacionalistas a quién le regalan Cabo Rojo y los proyectos que allí construye el gobierno con fondos de los afiliados a las Administradoras de Fondos de Pensiones?

Abinader es quien los regala, pero Hipólito, Leonel y Danilo –sus escuderos- saben muy bien quiénes son los beneficiarios y se hacen los ciegos para tratar de materializar sus propósitos políticos personales.

Larga vida a Gavin en California y a Gustavo en Las Matas de Farfán. Son la diferencia ante la mediocridad al más alto nivel en mi país.

Listín Diario

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