Reporte electoral de emergencia
Pablo McKinney
Gracias a la gran ventaja que en los pronósticos de casi todas las encuestas presentaba el candidato Abinader frente a sus adversarios, las elecciones del pasado domingo exhibieron un pacifismo ciudadano que rozó el aburrimiento.
Como ya ha sido confirmado por Dios que la poesía siempre supera a la ciencia (“lo que no cura el amor no hay médico que lo sane”), en la contienda ha venido a reafirmarse la sentencia de Salvador Valverde en la voz de Juan Llibre, anunciada desde cierta “Calle de La Veracruz”: No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.
Pasemos al Reporte e iniciemos informado que, luego del electorado y su civismo, luego de una JCE ante quien el santo Job parecería un desesperado, Luis Abinader, Omar Fernández Domínguez y Leonel Fernández han sido los grandes vencedores de estas elecciones. El PLD, atrapado en un líder que no puede ser candidato, y Guillermo Moreno, que no logró nunca hacer el crossover de candidato opositor de toda la vida a candidato oficial de coyuntura, son los grandes derrotados.
Mezquindades aparte, admitamos sin resentimientos, que el Soberano ha premiado la entrega y dedicación de Luis Abinader, ha dado a Omar (nieto de doña Yolanda) la oportunidad de comenzar a heredar desde ya una candidatura presidencial y un liderazgo partidario, y a mi viejo profesor Fernández Reyna le ha otorgado el milagro bíblico de la multiplicación, pero no de los panes y los peces, sino de los votos necesarios (viene de menos de 5% en 2020) para derrotar contundentemente a Danilo Medina y su delfín que es lo que, en la lógica guerrera de esos dos animales políticos sin vacaciones se llama TRIUNFAR. Calle de la Veracruz. (En estas elecciones, la competencia nunca fue por el primer lugar).
Con estos resultados, como Cortez en “Parábola de uno mismo”, PLD, PRD y PRSC “descienden lentamente hacia el olvido”, mientras el populismo trujillista avanza y supera ya el 2%.
Listín Diario