Rojo Edwards: el senador chileno que dejó el Partido Republicano, lidera un nuevo grupo ultra y apoya a Milei

Ana María Sanhueza

En siete años, el senador chileno José Manuel Rojo Edwards (Chicago, 46 años) ha renunciado a dos partidos políticos. En 2016 lo hizo a Renovación Nacional (RN), de la derecha tradicional, y a comienzos de diciembre al Partido Republicano, de la ultra derecha, del que fue fundador en 2019 junto a José Antonio Kast, el líder la colectividad. Tras su último desmarque, que lo anunció junto a los senadores Alejandro Kusanovic y Juan Castro –ambos independientes con cupos por RN–, adelantó que creará un movimiento de carácter “libertario”, que será “republicano” y “en defensa de la chilenidad”.

Edwards dimitió junto a unos 80 militantes del Partido Republicano, aunque el senador dice a EL PAÍS que son muchos más. Al igual que las izquierdas, pero por motivos totalmente diferentes, este grupo exrepublicano votó en contra de la propuesta constitucional, la opción que ganó en el plebiscito del pasado domingo 17. Era un texto que impulsó y respaldó, precisamente, la formación de Kast con el apoyo de Chile Vamos, el bloque de la derecha tradicional: RN, la UDI y Evópoli.

El grupo, que aún no tienen nombre, votó en contra porque muchos de sus miembros consideraban mejor la Carta Magna actual, nacida en 1980 en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), aunque reformada 70 veces desde 1989. También, porque hay quienes no creen en el Estado social de derecho que se propuso –se mantuvo el Estado subsidiario, implícito en el texto vigente y que da un papel protagónico a los privados en la prestación de derechos sociales–. Pero, sobre todo, según dijeron, porque Chile tenía “otras urgencias” fuera de la discusión constitucional.

Cuando ganó el en contra, Edwards no solo lo celebró, también advirtió que en dos años más, cuando Chile celebre sus próximas presidenciales, “habrá un Gobierno que defienda la libertad”. El pasado viernes Kast confirmó que se quiere postular por tercera vez a la carrera al Palacio de La Moneda.

La exconstituyente y presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, calificó al grupo de Edwards como “una derecha más radical”, en una entrevista con El Mostrador. “Ya no es conservadora, es más radical. El republicano tiene su identidad también bastante marcada. La UDI, RN y Evópoli están más hacia el centro”.

Para Cristóbal Rovira, profesor de ciencia política de la Universidad Católica y uno de los autores del estudio La ultraderecha en América Latina: definciones y explicaciones, la aparición de Edwards “obedece sobre todo a disputas internas que no tienen tanto de ideología”. “Creo que no se siente cómodo siendo el segundo dentro del Partido Republicano”, plantea sobre el senador, de quien destaca su buen olfato político: “Sabía que era difícil ganar el plebiscito y, por tanto, prefirió salirse para canalizar parte del descontento al interior de la ultraderecha”.

El politólogo señala que “el mundo de la ultraderecha es diverso” y que existen “grupos que son más próximos a las reglas básicas de la democracia y que se presentan como más moderados -Kast-, mientras que hay otros que son muy antagónicos con la democracia y que hacen alarde de su radicalidad -Milei-. La apuesta de Edwards es canalizar este segundo grupo que, en parte, se siente fortalecido por el triunfo de Milei”. Pero, añade, “las ideas libertarias tienen un techo de crecimiento bien claro en Chile. En parte, porque, a diferencia de Argentina, tenemos un Estado mucho más chico, además de una sensación de hastío con los abusos del libre mercado, como la colusión y el no pago de impuestos”.

Precisamente Edwards, la cara más visible del grupo, considera al presidente argentino, Javier Milei, como “un referente en Latinoamérica”. “Yo apoyo a Milei”, comenta a EL PAÍS. Pero agrega que “Argentina y Chile son muy distintos. Milei está proponiendo dolarizar la economía y en Chile… ¡por favor! Está proponiendo quemar el Banco Central y acá funciona. Son situaciones distintas”.

El senador Juan Castro, que también es parte del grupo, se opone a que se llame libertarios: “La palabra no me gusta porque es copiar a Milei. Yo hablo de libertad. Me encanta hablar de raíces, valores y principios que teníamos en los años 80, cuando el respeto era muy importante, la palabra tenía un valor y nos unía el bien común. Esto, entendiendo que me gusta el libre mercado, pero con regulación y no me gustan los aprovechamientos de los que tienen más”.

Castro militó en Renovación Nacional, entre 2018 y 2019. Edwards, en cambio, hizo lo propio entre 2009 y 2016.

¿Partido o movimiento?

Según Rojo Edwards, las derechas tienen cuatro grupos en Chile: “Los conservadores, que se preocupan de temas de familia, o de la defensa del que está por nacer; los republicanos, en el sentido del respeto a la ley y que exigen mayor seguridad; los liberales libertarios, de libertad para elegir, de un Estado más pequeño, de bajar impuestos y que los cuerpos intermedios sean independientes; y los más patriotas: defienden las costumbres y la soberanía”.

“Hoy lo que no está representando el Partido Republicano es la defensa a la libertad. Y por eso fue capaz de presentar un proyecto constitucional en que se olvidó del Estado subidiario y propuso un Estado social de derecho sin definirlo para acotarlo. En cambio, la propuesta nuestra siempre ha sido Estado subsidiario”, afirma.

Sobre el movimiento, Edwards dice: “Algo tenemos que hacer con toda la gente que quedó huérfana de representación. Puede ser a través de un frente, un movimiento o un partido. El Partido Social Cristiano o Avancemos Chile en el norte también son parte de la derecha”.

Pero el senador Juan Castro no visualiza al grupo como un partido. “Hay personas, exrepublicanos, que quieren formar un partido. No estoy en esa carrera. Ese movimiento puede permitir ser una especie de barrera para poder volver a los valores y principios de la centroderecha que no debimos perder”. “Si formamos un partido, se generan egos propios de la clase política”. Y agrega: “Yo no soy de extrema derecha, soy más de sentido común. Soy una persona que viene de una condición que no forma parte de una élite política”.

Rojo Edwards, líder del movimiento, explica que las ideas que lo inspiran implican “limitar el poder del Estado, achicarlo; tener un Banco Central completamente independiente; un respeto irrestricto a la ley; igualdad ante la ley; y que no haya ningún grupo privilegiado”. Y subraya: “Tiene que haber igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley. Si usted trabaja más que yo, está bien que usted tenga el fruto de su trabajo”.

“Dentro de los libertarios hay anarco-capitalistas que no creen en el papel del Estado y yo no soy anarco-capitalista. Hay minarquistas que creen en un papel del Estado solo en términos de justicia. Y después están los liberales libertarios, donde yo sí tengo más afinidad: hay que reducir el tamaño del Estado, aumentar la cantidad de recursos que están en el sector productivo y las constituciones son una forma también de limitar el poder del Estado para que haya autonomía de los cuerpos intermedios. No considero, como algunos libertarios, que los impuestos sean un robo, pero hay que reducirlos. También estoy en contra de los impuestos patrimoniales y que no debiesen haber contribuciones por lo menos a la primera vivienda [tributos sobre un bien raíz]”, detalla.

Juan Castro agrega: “Que sea un movimiento que defienda la libertad, los principios y valores del sector político. Porque personas que son parte de Chile Vamos y de republicanos no los defienden. Esa es mi mayor preocupación”.

El País, España

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