Saber discernir
Marisol Vicens Bello
Una de las facultades más importantes que debe tener una persona es saber discernir, esto es la capacidad de distinguir una cosa de otra o percibir las diferencias entre estas, pero muchas veces en vez de desarrollar esa habilidad las personas simplemente se dejan arrastrar por las visiones de otros, sin analizarlas ni profundizar en sus intenciones.
Estamos viviendo tiempos bizarros en los que los modelos se han invertido y se intenta desmontar paradigmas únicamente con base en perspectivas particulares de un determinado líder, y de repente parecería que mucho de lo que nos enseñaron como válido y adoptamos mediante acuerdos internacionales o importantes consensos mundiales gracias a lecciones aprendidas, se irrespeta y se patea como si no existiera o fuera inútil, y toca afrontar los desafíos de hoy sin que se pueda apelar a los referentes del ayer.
Y si antes mucho de lo que se entendía como un avance para los países en vías de desarrollo como el nuestro tenía que ver con seguir recomendaciones de organizaciones internacionales que mediante programas colaboraban con distintos temas, con adoptar prácticas, legislaciones y sistemas foráneos que se entendían como avanzados y democráticos, en algunas ocasiones con financiamientos o ayudas no reembolsables; resulta que ahora los modelos están en crisis, los estándares están siendo cuestionados, y principios fundamentales como la separación de los poderes del Estado, el imperio de la ley, el debido proceso, el respeto a la liberta de expresión y de prensa, están siendo conmocionados precisamente en la democracia que se tenía como referente para el mundo, pese a sus defectos.
No se trata ya entonces de asumir algo como bueno o válido porque viene de una sociedad más desarrollada o tacharlo como incorrecto por estar reñido con las buenas prácticas, pues en este cambalache se ha trastocado el código de conducta de reglas escritas y no escritas, y cada quien tendrá que ser capaz de hacer su ponderación de lo válido y lo inválido, lo defendible y lo indefendible, o se dejará arrastrar por caminos quizás equivocados por no haber advertido a tiempo que se debe seguir posiciones, y no personas.
Cuando se piensa en lo mucho que nos costó poner límites a la reelección y tener un sistema electoral aceptablemente fuerte para decidir ganadores y perdedores sin que el país cayera en cada elección en una crisis, en todos los esfuerzos llevados a cabo para impulsar una reforma del poder judicial para lograr materializar su independencia y promoviendo su profesionalización a través de la carrera, en lo que implicó cambiar de ser un país de economía cerrada a una abierta, logrando acoplarnos con Centroamérica en un tratado de libre comercio con los Estados Unidos de América luego de haber suscrito el acuerdo comercial con esta, y de ahí continuar con la aprobación de otros importantes acuerdos como el EPA con la Unión Europea, en cuan difícil fue lograr aprobar una ley y un reglamento de migración para tener un marco legal claro para regular las migraciones, y los esfuerzos por hacer que se respeten los derechos humanos de los emigrantes; cuesta pensar que hoy mucho de esto pretenda ser revertido precisamente por el principal impulsor de algunas de estas iniciativas, que cual gendarme llamaba la atención y sancionaba para supuestamente tratar de garantizar la democracia mundial.
Y como también vivimos tiempos de montarse en olas, de seguir tendencias, de dejarnos llevar por informaciones sin verificarlas, de desinformación a pesar de tener las más amplia gama de medios informativos por falta de lectura, y sobre todo de identificación de los medios adecuados, más que nunca se hace necesario tener discernimiento, y quizás por eso el santo padre León XIV nos ha pedido orar para aprender a discernir y elegir los caminos correctos, pues por más borrosas que parezcan las señales, y más confusión reine en el ambiente, la distinción entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto sigue siendo visible, solo que desgraciadamente muchos han escogido cerrar los ojos.
El Caribe