Sean Penn documenta el inicio de la invasión de Ucrania, cerca de la propaganda

Berlín, 18 feb (EFE).- El actor y director estadounidense Sean Penn defendió hoy ante la Berlinale su «Superpower» como un filme muy personal, que documenta el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia, y que acaba situándose al límite de la propaganda.

«Nuestro compromiso es con la verdad, con el espíritu de lucha de los ucranianos que arriesgan su vida, con la defensa de la libertad», afirmó el cineasta ante los medios del festival de cine alemán, ante reiteradas preguntas acerca del aspecto partidista de su filme.

«No sé si eso es o no propaganda. Es nuestra película», refrendó por su parte el co-director Aaron Kaufmann, quien como Penn vivió desde Kiev las semanas precedentes al inicio de la invasión y también el día en que se materializó la agresión rusa, el 24 de febrero de 2022.

Para Penn, como para Kaufmann, el presidente Volodímir Zelenski, como su entorno, son «nuestros amigos»; cada uno de los encuentros y entrevistas con el líder o sus directos colaboradores se producen entre abrazos, apretones de manos y el saludo «Slava Ukriani».

«No tengo la menor intención de hablar con (Vladímir) Putin. No es el momento», admitió Penn, ante reiteradas preguntas -algunas de ellas, formuladas por representantes de medios identificables como pro-rusos- acerca de si había buscado testimonios del otro lado, el no ucraniano.

Putin sí aparece en «Superpower», pero a través de sus declaraciones bélicas, antes o después de consumar su guerra de agresión. Es un autócrata de mirada gélida, distante y agresivo.

Zelenski es el líder cercano, que da coraje a su población y llama a defender la democracia, tanto en Ucrania como en Europa; inspira fortaleza a los suyos, como lo hace el exboxeador y actual alcalde de Kiev, el coloso Vitali Klitchko.

El núcleo de la película son las imágenes del equipo de Penn moviéndose por Kiev, entrevistando a Zelenski en su cuartel general horas después del inicio de la invasión o saliendo luego en dirección a la frontera polaca.

La cruzarán andando, en medio del atasco de decenas de miles de ucranianos saliendo del país. Ya en Varsovia, entrevistarán al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, el aliado europeo que venía reclamando una línea más dura hacia Moscú desde mucho antes de consumarse la invasión.

Alterna estas escenas con imágenes de archivo del movimiento pro-europeo de la plaza del Maidán, la represión que le siguió y el ascenso de Zelenski desde su posición de talentoso actor, bailarín y cómico hasta la llegada al poder por la fuerza de los votos.

También incide en la anexión de Crimea en 2014, con Ucrania incapaz de defenderse, con un ejército aún precario y mientras líderes como la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés Emmanuel Macron trataban de mediar o impedir una escalada mayor.

El rostro compungido y ojeroso de Penn es omnipresente en las escenas rodadas por su equipo, sea mientras toma una copa tras otra en su hotel o mientras recorre Ucrania en los días siguientes al arranque de la invasión.

Es probablemente esta presencia constante del cineasta el peor enemigo de su película, incluso para aquellos que ven a Penn y su equipo en el lado correcto de la historia, en tanto que defensores del país invadido, no del agresor.

«Superpower» se estrenaba fuera de competición en la sección Berlinale Special, tres días después de la inauguración del festival con un mensaje virtual de Zelenski y con Penn convertido en un maestro de ceremonias presencial.

Ucrania es, en lo político, el tema dominante de la Berlinale, un festival tradicionalmente «comprometido» con la defensa de la democracia, contra la represión o la guerra, cuya 73 edición coincide además con el primer aniversario del inicio de la invasión.

Gemma Casadevall

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