Sergio Ramírez: Latinoamérica está amenazada por los autoritarismos

Bogotá, 21 oct (EFE).- América Latina está amenazada por los autoritarismos de distinto signo y en muchos aspectos ha empeorado desde que hace 40 años Gabriel García Márquez, al recibir el Nobel de Literatura, la definiera como una región que vive en soledad, dijeron periodistas y escritores participantes en el Festival Gabo que comenzó este viernes en Bogotá.

«Obviamente estamos amenazados por el autoritarismo de derecha e izquierda, las ideologías han perdido el color y se han difuminado en una lucha que existe hoy entre democracia y autoritarismo, me parece que se ha perdido la fe en las utopías», manifestó el escritor y exvicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez.

El autor participó en la charla «De cómo el realismo mágico dio un Nobel y cambió un continente», en el que junto con la periodista chilena Mónica González, que hace parte del Consejo Rector de la Fundación Gabo, y el escritor colombiano Gonzalo Mallarino, analizó lo que supuso para América Latina el otorgamiento del Nobel a García Márquez, noticia anunciada el 21 de octubre de 1982.

Los panelistas recordaron que el 10 de diciembre de ese año, al recibir el Nobel en Estocolmo, García Márquez pronunció su célebre discurso titulado «La soledad de América Latina», en el que mostró la asombrosa realidad de esta parte del mundo y las tragedias causadas por la violencia, las guerras y los golpes de Estado que dejaron miles de desaparecidos y exiliados.

«No creo que si García Márquez despertara hoy se encontrara con un continente mejor», agregó Ramírez, quien se refirió también a la «represión brutal que vive la libertad de expresión en América Latina», y citó como ejemplos la persecución a la prensa en su natal Nicaragua o el asesinato tan solo este año de 15 periodistas en México.

DIFERENCIAR EL BUEN PERIODISMO

«Estamos viviendo una oleada derechista ultra, ultra violenta que no solo afecta la democracia», manifestó por su parte González, quien lamentó que algunas esferas del poder ya no son dominadas por la política, sea de izquierda o de derecha, sino por «el crimen organizado».

Ante eso, González subrayó que «el periodismo tiene algo que decir» y los ciudadanos, «diferenciar el buen periodismo del malo y diferenciar las buenas noticias de las noticias falsas».

«Tenemos que aprender a leer nuestras historias y García Márquez era maravilloso para leer nuestra identidad», dijo González al subrayar la faceta periodística del escritor.

Por esa forma magistral de contar la realidad de América Latina, que «llevó lo popular a la mesa de los poderosos», es que García Márquez se convirtió en un escritor universal, añadió.

«Nosotros (latinoamericanos) somos lo que somos y esa identidad la puso García Márquez en la mesa grande y nadie la pudo sacar de ahí», indicó la periodista chilena.

EL ESCRITOR UNIVERSAL

En esa visión coincidió plenamente con Sergio Ramírez, quien destacó que «el Nobel no hizo universal a Gabo; Gabo era universal antes del Nobel».

Ramírez explicó que en 1982 la obra del autor de «Cien años de soledad» ya había sido traducida a decenas de lenguas y «se leía en China, en Japón, en la India, en las lenguas más insólitas», a diferencia de otros escritores que cuando son galardonados por la Academia Sueca su obra ni se conoce y «algunas veces ni siquiera han sido traducidos al español».

«Gabo hizo una lectura de América Latina que nadie había sido capaz de hacer, esa es su universalidad. Gabo pasó la literatura a la clave popular. Gabo es más importante que el Nobel», enfatizó.

Por su parte, Mallarino señaló que García Márquez «era el creador literario que era por su obsesión de mirar la realidad, mirar las cosas, los detalles» y eso lo hizo no solo un gran escritor sino también un gran periodista.

Mallarino, autor del libro «El día que Gabo ganó el Nobel», recordó además que García Márquez, fallecido el 17 de abril de 2014, «desde los años 80 estaba dando lora (insistiendo) en que había que dialogar con las guerrillas y buscar una salida negociada» al conflicto armado colombiano, pero no alcanzó a ver la firma de la paz con las FARC, que tuvo lugar en noviembre de 2016.

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