Solo con “mala fe” se invitaría a no mirar atrás

Juan Temístocles Montás

El martes pasado, los periódicos dominicanos informaron sobre la presencia de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país, en cumplimiento de Artículo IV del Convenio constitutivo. En la declaración de conclusión de la evaluación, el jefe de misión, Emilio Fernández-Corugedo, destacó que la economía dominicana “ha sido la más dinámica y resiliente de las últimas dos décadas en Latinoamérica”. Esto es bueno y es nada nuevo.

Muchos en el Gobierno, empezando por el presidente de la República, quisieran que se pensara que lo bueno en el país se empezó en agosto del 2020. Con doble intención (o una sola) han invitado a “no mirar atrás”. Sin embargo, en su declaración, el jefe de misión del Fondo sí lo hizo y, que se sepa, no se convirtió en estatua de sal (cual la mujer de Lot).

Durante dos décadas, las consecutivas misiones de evaluación de la economía realizadas por el FMI han reiterado el comportamiento exitoso, entre las que más, de la economía dominicana. Han sido reiterativas en reconocer el crecimiento sobresaliente, así como la adecuada gestión de las políticas aplicadas, logrando que prevaleciera la estabilidad macroeconómica, que es base para el crecimiento.

Veamos algunos ejemplos.

En su evaluación del 2007, la misión estableció que “el crecimiento económico sigue siendo fuerte, la inflación está bajo control y el sistema financiero se ha fortalecido”. Esto, a pesar de que “la conducción de las políticas macroeconómicas se ha vuelto más complicada, en un contexto de aumento de los precios del petróleo, mayor incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento económico mundial y las necesidades de reconstrucción tras la tormenta tropical Noel”. O sea, buena gestión y resultado en un contexto adverso.

En 2011, el informe de misión reconoce que la actividad económica “está creciendo a un ritmo saludable de alrededor del 4%” a pesar de adversas condiciones externas prevalecientes.

En 2015, el FMI estableció que “la República Dominicana se mantiene entre las economías más dinámicas de la región, habiéndose beneficiado de un marco de políticas fortalecido y vientos favorables externos. El crecimiento promedió 7 % durante 2014 y los primeros tres trimestres de 2015, la posición fiscal mejoró, la posición externa se fortaleció y la inflación se mantiene baja. El repunte cíclico actual brinda una buena oportunidad para abordar las vulnerabilidades restantes, construir amortiguadores contra los riesgos y fortalecer los cimientos para un crecimiento sostenible y más inclusivo en el futuro”.

En 2017, la misión destacó “el fuerte impulso de crecimiento de la economía dominicana en los últimos tres años”. Estableció que “el crecimiento ha promediado un 7% desde 2014, superando a la mayoría de las economías de mercados emergentes y a todas las economías de las Américas, impulsadas por la demanda interna. El PIB real se expandió un 6,6% en 2016. Las perspectivas económicas son favorables”.

En 2019, la misión acreditaba “un crecimiento récord del 7% en 2018, con un impulso positivo que se mantuvo a principios de 2019”. También refirió que “el sólido desempeño económico y de políticas ha fortalecido la resiliencia a los riesgos a la baja”. Se reitera el excelente desempeño de la economía y la buena gestión macroeconómica.

Los partes de evaluación de las misiones del FMI, realizadas durante los Gobiernos del PLD, del 2004 al 2020, están ahí. En general, ponen de relieve la buena gestión macroeconómica y buenos resultados aún en medio de las crisis recurrentes. En esos años, la nuestra prevaleció entre las economías más dinámicas de la región, beneficiándose de un marco de política macroeconómica fortalecido.

Los gobiernos supieron enfrentar airosamente los retos externos significativos y evitaron los del nivel interno. La inflación fue baja, los déficits fiscales y la deuda fueron moderados, y la posición externa estuvo en línea con los fundamentos. La estabilidad predominó y se sentaron las bases de la resiliencia económica.

El FMI miró para atrás, y quedó bien. Lo dijo así: “Como en el pasado, la dinámica economía de la República Dominicana continuó mostrando una notable resistencia a los choques, recuperándose con fuerza del impacto de la pandemia”.

Sólo con “mala fe” se invitaría a no mirar atrás.

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