Tan tangible como invisible y alarmante

Anibelca Rosario

Periodista

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Lo alarmante no es un maniquí que simula a una estudiante de escuela pública embarazada, tampoco son las dramáticas estadísticas, sino la inercia de las autoridades y población en general para evitar que la situación vergonzante, que forma parte de nuestro día a día, se acreciente.

Un ejemplo de ello es que en el año 2016 en los centros asistenciales estatales del país fueron atendidas 128,992 mujeres en estado de embarazo, de las cuales 25,461 eran niñas y adolescentes entre los diez y 19 años, lo que significa el 19.74 %.

De estas madres prematuras, en el 21.68% de los casos hubo parto y en el 18.15 cirugías cesáreas, también se registró un 17.11 % de abortos. Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) solo confirman parcialmente la nefasta realidad, lo que supera 34 veces más el promedio de América Latina

Los efectos negativos de la maternidad temprana están documentados, y ese impacto es sobre la salud de la madre principalmente, las posibilidades de ascenso económico, y su desarrollo como entre social, son personas que se están quedando atrás, que engrosan en tiempo récord la lista de quienes ni estudian, ni trabajan, con el adicional de un o una bebé que criar.

Es que hemos hecho de poco a nada para reducir la brecha y que nuestras niñas y adolescentes solo se ocupen de jugar y participar activamente en un proceso de crecimiento académico y emocional, todo esto agigantado en las poblaciones más empobrecidas y lejanas de los “círculos del poder”.

Pero si salimos de los hospitales y hacemos una parada ante los casos que han llegado al sistema de justicia, el sendero es igual de desalentador, ya que desde el 2016 a octubre del 20221, las víctimas de violación, explotación, agresiones y acoso sexual, sustracción, violencia intrafamiliar, pornografía, proxenetismo y trata ascienden a 14,546 menores de edad, siendo el 2019 la cifra más alta, al cerrar en 4,261, y el 2016 la más baja en 1,299 según estadísticas de Procuraduría General de la República.

En los casos de la atención sanitaria pública y de los judicializados, existe una alta posibilidad de que no reflejen la realidad por la cultura de subregistro y miedo a la denuncia que aún prevalece.

Ah… pero preferimos alarmarnos y hacer tendencia con una obra de arte, tergiversando, su fin y escenario, cuando la solución es impulsar educación sexual integral, que concientice a las niñas, niños y adolescentes respecto al funcionamiento de su cuerpo, cuidado, y deberes, pero de igual forma las ventajas de postergar las relaciones sexuales y priorizar la formación.

Pero también tenemos que hablar de los métodos anticonceptivos, de derechos humanos. Las entidades oficiales como Ministerio de Salud Pública y Educación deben trabajar de la mano para que estas poblaciones vulnerables no queden excluidas de coberturas efectivas de los planes de desarrollo.

Gracias, maestro Jorge Pineda (EPD) porque con su arte nos ha recordado que la patria se construye cada día y no precisamente teniendo una cuenta en una red social, teniendo un teclado como escudo.

Listín Diario

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