Tiempos convulsos
Margarita Cedeño
@Margaritacdf
En un contexto de crisis como el que vive la humanidad, nos toca analizar con detenimiento los riesgos y las oportunidades. Existen riesgos porque después de la pandemia del COVID, todos los indicadores económicos y sociales se han visto impactados negativamente, especialmente en los países que han sido asumidos por gobiernos con poca experiencia y con una agenda política concentrada en todo, menos en combatir la crisis.
También hay oportunidades, porque la historia nos demuestra que, una vez superado el contexto de la crisis, la humanidad logra saltos cualitativos y cuantitativos importantes, los cuales deben ser bien direccionados para que se conviertan en bienestar y calidad de vida para las mayorías. El posicionamiento de los países una vez superemos todas las consecuencias de la pandemia y su crisis económica, al igual que otros sucesos políticos de envergadura, dependerá más de las decisiones internas de cada país que de los acuerdos multilaterales, dado que los espacios de cooperación internacional han ido perdiendo fuerza en los últimos años.
Estas decisiones internas, evidentemente permeadas por la política, están amenazadas o condicionadas por lo que Moisés Naím llama las tres Pes: Populismo, Polarización y Posverdad, que están socavando la democracia en base a mentiras, artimañas, ataques infundados, el abuso de las redes sociales y la judicialización de la política. No son fenómenos nuevos, son viejas tácticas con nuevo ropaje.
¿Hemos conocido populistas en el pasado? Claro. La historia está repleta de personajes que se dedicaron a pescar en aguas revueltas en base al engaño y a ofrecer soluciones simples a problemas complejos, a sabiendas de que no se podía cumplir con la palabra empeñada.
¿Hemos vivido tiempos de polarización política en el pasado? Sin duda alguna. Propiciar la discordia entre grupos enfrentados ha sido una estrategia política de la que se ha abusado en el pasado, lo que ha resultado en profundas brechas entre grupos sociales que luego requieren de décadas para encontrarse en el meridiano de las causas comunes.
¿Hemos enfrentado la posverdad en el pasado? Si, pero nunca como ahora. La proliferación de las redes sociales y la transformación de los modelos de negocio en los medios tradicionales, han llevado a que la forma en la que obtenemos la información sea distinta, propiciando la diseminación de las mentiras de una forma nunca vista.
Estas tres realidades que socavan la democracia se convierten en causa y consecuencia del debilitamiento de las instituciones que tradicionalmente han servido para mantener a la humanidad en el cauce correcto: los partidos políticos, las Iglesias y las instituciones públicas. Se debilita la confianza y, en consecuencia, entramos en un círculo vicioso que promueve más populismo, más polarización y más posverdad. A la corta y a la larga, se privilegia el individualismo sobre lo colectivo y se pierde el enfoque hacia un futuro optimista y de realizaciones.