Un escenario nada luminoso

Juan Temístocles Montás

Por las informaciones ofrecidas por las autoridades económicas del país, todo indica que la economía dominicana está entrando en una etapa de desaceleración. En los primeros ocho meses de este año, el crecimiento económico fue solo 1.5%, lo que indica que difícilmente, al terminar el año el crecimiento alcanzaría el 3%.

Téngase presente que, entre 2004 y 2022, la economía dominicana creció a una tasa promedio anual de 5.2%.

Otro dato confirma la desaceleración de la economía dominicana. Durante los primeros ocho meses del 2023, el valor de las exportaciones fue alrededor de 4% menos que en igual periodo del año pasado.

Seguramente, la meta de crecimiento de 4%, que se había proyectado para este año, no se alcanzará.

Según las autoridades, la desaceleración de la actividad económica domestica durante el transcurso del presente año tiene que ver con el debilitamiento de la demanda interna y el deterioro del panorama internacional. Señalan que dichos factores se asocian al endurecimiento de las condiciones financieras para mitigar las presiones inflacionarias. Cuando el banco central aumenta la tasa de interés para controlar la inflación, esto puede tener un efecto de enfriamiento en la economía

Cabe agregar el aumento de los costos, ya que el alza en los precios de las materias primas o la subida de los salarios puede reducir los márgenes de ganancia de las empresas y llevar a una menor inversión y contratación de empleados. Adicionalmente, factores como los problemas económicos internacionales, conflictos comerciales o desastres naturales pueden afectar negativamente la economía de un país.

En cuanto al 2024, con proyecciones de bajo crecimiento en las economías avanzadas, con Estados Unidos creciendo menos que en 2023, y con una Unión Europea pasando por una situación de mucha incertidumbre; asimismo, con Alemania (la locomotora de Europa) paralizada, y con una proyección de que el comercio mundial seguirá débil, resulta difícil aceptar que la economía dominicana alcance la meta de 5%, como proyectan las autoridades nacionales y el Fondo Monetario Internacional.

Es preciso señalar, además, las limitaciones tanto de la política monetaria como de la política fiscal como impulsores del crecimiento en un contexto internacional de altas tasas de interés, lo que se convierte en una limitante para el Banco Central. A eso hay que agregarle la baja capacidad fiscal del Estado dominicano.

Conviene tener presente que la reducción del crecimiento económico en República Dominicana puede tener una serie de consecuencias que afectan a diferentes aspectos de la sociedad.

En primer lugar, un menor crecimiento económico conlleva una reducción en la creación de empleos, y un aumento del desempleo y el subempleo. Esto afecta negativamente la generación de ingresos familiares, lo que a su vez puede llevar a un aumento del nivel de pobreza.

En segundo lugar, con menos oportunidades de empleo y menor crecimiento económico, los ingresos de la población tienden a estancarse o disminuir en términos reales. Esto puede llevar a una disminución en el nivel de vida y afectar la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades básicas.

En tercer lugar, si el crecimiento económico se reduce, puede haber menos recursos disponibles para financiar servicios públicos esenciales, como educación, salud y seguridad social. Esto puede dar lugar a una disminución en la calidad de estos servicios y afectar negativamente a la población.

A lo señalado anteriormente, cabe indicar que, ante un crecimiento económico debilitado, el Gobierno puede enfrentar dificultades para recaudar ingresos fiscales suficientes para financiar sus gastos, lo que puede llevar a déficits presupuestarios y acelerar aún más el endeudamiento público. En este contexto, la inversión en infraestructura, como carreteras, puertos y energía, se ve afectada.

Pero lo más preocupante de esa situación es que la disminución del crecimiento económico puede conducir a un aumento de la insatisfacción de la población, generándose tensiones sociales y políticas. Esto puede manifestarse en protestas y disturbios, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en la estabilidad del país. Sobre esto hay muchos ejemplos en los países de América Latina.

El de hoy, el de mañana y el de pasado mañana es un escenario poco luminoso.

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