Una ayuda indeseada por los haitianos

Fabio Herrera Miniño

El pasado fin de semana se reunieron en Puerto Plata los tres presidentes caribeños de países bajo el sistema democrático de Gobierno, contrastando con los demás en donde la fuerza y las violaciones han alterado la vida institucional de los mismos por las burdas maniobras de políticos ambiciosos y perseguidores de beneficios fuera del buen accionar de gobernar.

Y naturalmente, en esa cumbre caribeña al calor de un tibio sol tropical, teniendo de fondo las bellezas de las playas y vegetación de Puerto Plata junto con la hospitalidad criolla, estuvo presente como punto principal la situación haitiana para la cual se sugirieron planes y propósitos de cooperación con el depauperado estado vecino con los dominicanos, sometidos a la amenaza de una avalancha humana.

Sin embargo, los haitianos ni se enteraron de este empeño de estos vecinos, que sus territorios solo son buenos para recibir sus migraciones masivas que tanto en Panamá como en Santo Domingo consiguen las fuentes de trabajo que en su territorio no lo logran.

Haití es una llaga cancerosa que carcome lenta y sin prisa al territorio dominicano. Como era natural atacaron por la primera fuente de penetración a los servicios de salud para atender a las centenares de parturientas traídas de la zona central de Haití.

Estas vienen a parir en los hospitales dominicanos pero, por recientes disposiciones oficiales, se les hace difícil ahora colocarlas en las camas de los hospitales. Esto hizo elevar el grito al cielo a los abanderados de los derechos humanos para que cese esa práctica de frenar ese ingreso masivo que ahora es de noche con escasa vigilancia para lograr su objetivo de parir.

El Gobierno haitiano es reacio a aceptar una ayuda internacional en que intervengan los dominicanos. Sin embargo, con el terremoto del 2010 y el reciente de hace pocos meses, por tal evento se taparon los ojos y la ayuda alimentaria, medicinas y equipos de construcción la recibieron sin siquiera dar las gracias. La asumen como una obligación de vecindad forzada pero no compartida. Es costumbre de los gobiernos haitianos ser reacios a aceptar la ayuda antillana y en especial la dominicana. Solo quisieran que se las entregasen para ellos administrarla a su conveniencia y que ya sabemos cual es el destino dejando a los mas infelices sin recibir la ayuda para ellos.

Lo curioso de todo este proceso de conducta del pueblo haitiano se trata de que es el mejor cliente para los productos dominicanos siendo el segundo comprador después de Estados Unidos.

Las exportaciones dominicanas a Haití es un sólido sustento de la economía nacional y cada vez es mucho más necesaria para ellos abastecerse de los productos imprescindibles para el sustento, pese a que cada rato se amenaza y se hacen intentos del cierre de la frontera. Sin embargo en Haití no faltan los productos criollos y hasta extranjeros se comercializan allá de contrabando a través de la porosa frontera que nos separa.

Es notable ese comercio que pese a las medidas ocasionales de prohibición del mercado binacional nada se puede hacer para detenerlo por la necesidad de los vecinos occidentales de la isla de sobrevivir. Y ese trasiego de mercancías contribuye a la existencia de la vida en occidente que de esa manera no padecen de hambrunas crónicas.

Presidentes de la Región trataron en minicumbre Puerto Plata situación Haití

Haití es una llaga cancerosa que lenta y sin prisa carcome territorio de RD

Gobierno haitiano es reacio a aceptar ayuda regional, en especial dominicana

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