Vaginas dolientes y tres nuevos himnos contra la violencia sexual de Aterciopelados

Bogotá, 26 nov (EFE).- Una vagina que sangra, con los nombres de Jineth, Diana Fernanda o María Jovita, mujeres que han sufrido violencia sexual, escritos en los labios. De fondo suena «Nunca más atrapadas, más bien libres, fuertes, divergentes», con la voz de Andrea Echeverri, líder de la banda colombiana Aterciopelados.

Es parte de «Ovarios calvarios», un proyecto de Echeverri, que mezcla cerámica, hecha por la artista, y tres nuevas canciones de Aterciopelados con Vivir Quintana, La Muchacha y Las Añez, que claman contra la violencia machista y sexual, en una exposición en el Claustro de San Agustín en el centro de Bogotá.

Es la forma de Echeverri de decirle a las millones de mujeres violadas y abusadas en el mundo que le duele su situación. «Me duele, estoy con ustedes y estoy convencida de que esta sociedad necesita un cambio de raíz», afirma.

«Ovarios calvarios es un canto de sororidad con las víctimas de violencia sexual en Colombia y el mundo», explica a Efe la artista, que lidera una de las bandas de rock alternativo más famosas del continente.

Ojos de colores con lágrimas, y muchas vaginas, que realmente son espejos donde los visitantes se pueden reflejar y sentirse un poco más en la piel de las mujeres que han sufrido un abuso.

Echeverri tardó dos años -una pandemia y confinamiento fructíferos, dice- en tornarlos, moldearlos y pintarlos, mientras componía las canciones «Ovarios», «No se viola» y «Plañidera».

Según el Instituto de Medicina Legal, 5.644 mujeres fueron víctimas de violencia sexual y 23.679 de violencia de pareja entre enero y octubre pasado, números que superan con creces los datos del mismo periodo del año anterior cuando fueron 12.850 y 22.151, respectivamente.

«Cada vez que escucho una de esas historias me parto, siento el dolor de esas personas», asegura la artista.

La idea es dar visibilidad a las historias de Rosa Elvira, Jineth o Alison de «acompañarlas y llorar con ellas por esa tragedia tan horrible».

«Yo creo que entre todos tenemos que construir una culpa, una vergüenza ante los actos de violencia», expresa la cantante de 56 años, que apunta directamente a los hombres y a revertir el concepto de masculinidad.

«Me encantan esas imaginerías como estéticas nuevas que crean una culpa alrededor de eso y empiezan a construir un nuevo hombre, que es lo que necesitamos, un hombre digno, respetuoso», añade.

Con Aterciopelados, que tiene más de 30 años de trayectoria, siempre ha intentado cambiar -intencionadamente o sin querer- la forma de hacer música, con letras feministas, antibelicistas.

«Una sabe que su efecto no es masivo, pero sí estoy segura de que muchos piensan distinto por habernos escuchado toda la vida», dice Echeverri, a la que han acudido mujeres diciendo que gracias a sus canciones han conseguido salir de una relación abusiva o darse cuenta de la realidad.

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