61 años del fusilamiento del dictador «Rafael Leónidas Trujillo».

Maura Madé.

SANTO DOMINGO. 30 mayo  –  El martes 30 de mayo de 1961, a las 9:45 de la noche, en el kilómetro 9 de la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal, el auto en el que viajaba Trujillo fue ametrallado en una emboscada urdida por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel «Tunti» Cáceres Michel, Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda.

 El vehículo recibió más de 60 impactos de bala de diversos calibres, de los cuales siete impactaron el cuerpo del dictador causándole la muerte. Su chófer, Zacarías de la Cruz, recibió varios impactos, pero no perdió la vida, aunque fue dado por muerto por los ajusticiadores.

A partir de 1959, Trujillo comenzó a interferir cada vez más en los asuntos internos de otros países vecinos. Trujillo expresó un gran desprecio por el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, quien era un abierto oponente del dictador que había estado asociado con los conspiradores dominicanos.

El atentado contra Betancourt puso a la opinión mundial contra Trujillo. Indignados, los miembros de la OEA aprobaron por unanimidad romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Trujillo e imponer sanciones económicas a la República Dominicana. La relación con el dictador se había convertido en una vergüenza para los Estados Unidos y las relaciones diplomáticas se rompieron de manera irreconciliables después del incidente de Betancourt.

Las armas proporcionadas por la CIA habían sido ocultadas por el estadounidense Simón Thomas Stocker «Wimpy», como también se le conocía, propietario del único supermercado del país y residente en la República desde 1942, fue contactado por la CIA bajo el nombre en clave de «Héctor». Stocker rehusó la remuneración de la CIA por sus esfuerzos, aduciendo su convicción moral. Las armas fueron ocultadas por más de dos meses, a riesgo personal y de su familia, dentro de un armario pequeño en su estudio, en su residencia privada, hoy ya demolida y que estuvo ubicada en un solar en el lado sur de la avenida Independencia, próximo a la avenida Máximo Gómez.

Algunos analistas mencionan que el interés de Estados Unidos en acabar con Trujillo se debió a que la represión de su gobierno podría desembocar en una revolución filocomunista en República Dominicana, similar a la Revolución cubana, que fue una consecuencia del rechazo del pueblo cubano al dictador Fulgencio Batista.

El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y todos los servicios de seguridad del Estado realizaron amplias redadas en todos los sectores de la ciudad, buscando a los victimarios. El 2 de junio de 1961, agentes del SIM irrumpieron en la casa del teniente Amado García Guerrero, quien fue asesinado de varios disparos de ametralladora. El 4 de junio de ese mismo año fueron asesinados otros dos implicados, Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza.

 El 10 de junio fue apresado y torturado el general José René Román Fernández «Pupo» quien fungía como secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura, al conocerse su vinculación al complot.

El 18 de noviembre fueron capturados Roberto Rafael Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Luis Salvador Estrella Sadhalá, Modesto Díaz Quezada, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel y Luis Manuel «Tunti» Cáceres Michel. Todos fueron llevados a la «Hacienda María» en San Cristóbal, siendo fusilados por órdenes de Ramfis Trujillo.

El 19 de noviembre se produjo el levantamiento militar conocido como «La Rebelión de los Pilotos». Esto, junto a las presiones internacionales, obligó a Ramfis y a su familia a abandonar el país.

«Trujillo» fue considerado el hombre más temible de América Latina y el Caribe.

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