El puerto más grande y abarrotado de Europa en lucha contra el narcotráfico
Róterdam (Países Bajos), 21 may (EFE).- El Puerto de Róterdam ha interceptado más de 70.000 kilos de cocaína en un año, que en la calle tienen un valor de 5.000 millones de euros, y lucha a diario contra la corrupción y la criminalidad que narcotraficantes de Europa y Latinoamérica protagonizan en el embarcadero más grande de Europa.
Cientos de ojos observan cada contenedor que llega desde el otro lado del Atlántico, el escrutinio a los funcionarios es cada vez mayor para evitar la corrupción y se mira con lupa a quien circula por el puerto.
Las autoridades tienen claro que la droga interceptada es la punta del iceberg, por lo que planean ingeniárselas para revisar todos los contenedores que llegan de países de origen de los estupefacientes, aquellos que transportan frutas tropicales desde América del Sur y Central, ya que la revisión aleatoria actual solo permite chequear un 1% del total.
“Estamos constantemente tratando de mejorar nuestro juego. Es una batalla constante con los criminales: si encontramos una buena manera de contrarrestarlo, encontrarán maneras de evitarlo”, dice a Efe Boudewijn Siemons, director de operaciones de la Autoridad del Puerto, en una visita al embarcadero.
El año pasado, localizaron 70.570 kilos de cocaína en el puerto, con el mayor descubrimiento de 4.180 kilos en un contenedor de plátanos, lo que supone un aumento del 74 % con respecto a 2020, según datos del HARC, equipo formado por autoridades aduaneras, policía, fiscalía y de delitos financieros.
Pero un incremento de las incautaciones no acerca al fin del problema. Desde la Autoridad hay respaldo al registro de más contenedores, pero admiten que aún no hay infraestructura suficiente y plantean que quizás haya alternativas «inteligentes» a verificar todo físicamente.
“Estamos trabajando muy duro, al igual que con la pandemia o el brexit. Es un problema tan complicado que no hay una sola persona que tenga la bala de plata”, agrega.
Además de con las autoridades locales, el puerto de Róterdam trabaja con las del puerto belga de Amberes porque los barcos pueden desviarse allí si se refuerzan los controles, aprovechando las fronteras abiertas.
FRENAR EL CONSUMO
Siemons comparte la visión en la que también se insiste desde América Latina: frenar el consumo.
La cocaína es la segunda droga ilegal más consumida en la Unión Europea después del cannabis, con unos 3,5 millones de personas entre 15 y 64 que admiten haberla tomado en el último año y unos 14 millones que lo hicieron alguna vez en su vida, según Europol y el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías.
España, Bélgica y Países Bajos concentran las tres cuartas partes de las incautaciones de cocaína, que en 2020 alcanzaron el récord de 214,6 toneladas en toda Europa para una droga que se fabrica sobre todo en Colombia, Bolivia y Perú, pero que cada vez más se procesa dentro de Europa.
“Hay una responsabilidad con la sociedad de discutir abiertamente la demanda: la gente en Europa consume cocaína, y si no estuvieran consumiendo, no tendría que entrar. Es una guerra que tenemos que pelear en múltiples frentes”, instó Siemons.
La expansión del mercado de la cocaína en Europa ha traído consigo un aumento de homicidios, secuestros e intimidaciones, y la violencia se ha extendido a quienes están fuera del mercado de las drogas, incluidos abogados, funcionarios y periodistas.
Imane Rachidi