Cambio climático, seguridad financiera y Haití han predominado en posturas de RD en asambleas de las Naciones Unidas

Angel Barriuso

 Santo Domingo, Sep 29 – Los ex presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina pasaron por las Naciones Unidas tan pronto llegaron a la presidencia de la República, experiencia que tocó ahora al presidente Luis Abinader, lo cual podría interpretarse como una necesidad de la ONU de estar al tanto del pensamiento de nuestros nuevos gobernantes.

 En efecto, el ex presidente Fernández, con una oratoria fluida, lo mismo que Medina y el propio Abinader, fueron retóricos en sus respectivas oportunidades, lo cual en modo alguno podría criticarse. Los tres exhibieron el resultado de su gran esfuerzo por colocarse en las disyuntivas de los temas mundiales, uno más que el otro. Posiblemente, el escenario local e internacional los condicionaba.

 La ONU, tal cual la OEA, parece consumirse en su propio salsa, sin que sus decisiones sacudan al mundo ni en los más elementales crucigramas de naturaleza geopolítica, muy a pesar de los pesares, “quemándose” en sus exámenes primarios precisamente con un caso de profunda preocupación de los dominicanos: la situación haitiana, el pequeño país de origen africano, que comparte la isla en el Caribe con República Dominicana.

  El presidente Abinader, al igual que lo hizo el ex presidente Fernández en su momento en la 64 asamblea general de la ONU, llamó la atención a los líderes mundiales allí reunidos sobre la crisis haitiana, coincidiendo plenamente con su antecesor, líder de la joven Fuerza del Pueblo, subrayando que República Dominicana jamás estará en condiciones de echarse encima la crisis haitiana ni su posible solución.

  En su participación en el debate de la asamblea general de la ONU, Carlos Morales Troncoso, en aquel entonces secretario de Estado de Relaciones Exteriores, expresó la posición del gobierno de Fernández, urgiendo a la comunidad internacional a brindar ayuda financiera a Haití para lograr su estabilización y emprender su reconstrucción para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

  Con distintas palabras, pero en un escenario semejante, el presidente Abinader consideró imperativo manifestar, “de la manera más firme y tajante posible, que la comunidad internacional no debe, ni puede, abandonar al pueblo haitiano en este momento en que los niveles de inseguridad lo están llevando a su autodestrucción”.

   Alertó que ante la división actual que existe entre el liderazgo haitiano y la peligrosa presencia de bandas criminales que controlan una buena parte de su territorio, los haitianos por sí solos no podrán pacificar su país y mucho menos garantizar las condiciones para establecer un mínimo de orden.

 Sobre lo del cambio climático fue expuesto por el ex presidente Medina cuando asistió a la asamblea número 73, marcando sus tres puntos de mayor inquietud, que incluyó el narcotráfico y la criminalidad, elementos que –dijo- amenazan la estabilidad y seguridad mundial.

  En aquel entonces su gobierno auspiciaba un diálogo para una salida negociada a la crisis política de Venezuela, defendió el rol de República Dominicana como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, prometiendo que República Dominicana asumía el compromiso de hacer valer el respeto a los derechos humanos, la democracia, la libertad y diversidad, y que fungiría como la voz latinoamericana y caribeña para el mantenimiento de la paz.

  Ya anteriormente, el ex presidente Fernández aprovechó su discurso en la 64 asamblea general para sugerir que el Consejo de Seguridad debía ser ampliado para hacerlo más plural y participativo a los fines de que, “de esa manera, pueda llevar a cabo una representación más equitativa de las distintas regiones e intereses nacionales que hoy prevalecen en el mundo”.

   Tratando de montarse sobre la agenda del milenio, el ex presidente Medina  y el presidente Abinader coincidieron sobre el cambio climático. Para Medina constituye un gran reto para la humanidad, en tanto que Abinader, colocándose a la defensiva, expresó que República Dominicana, como pequeño Estado insular en desarrollo, “es uno de los países que menos gases de efecto invernadero emite, pero uno de los que más sufre los efectos del cambio climático”.

  Abinader enfatizó la necesidad de impulsar una transformación global de la economía que vaya de acuerdo con los niveles de desarrollo y que los estándares exigidos no impongan cargas excesivas que resulten costos adicionales lesivos a la competitividad y la producción de bienes y servicios.

  «Es justo y necesario, además, que la inversión para restaurar nuestros recursos naturales afectados por el calentamiento global creado por los países que han generado más CO2, sean los que paguen por las enormes inversiones a realizar», expuso.

 Mientras, que en su discurso ante el pleno de la asamblea general de la ONU, el ex presidente Fernández advertía que los avances hasta el momento hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio no son suficientes para cumplirlos para el año 2015, como era la intención.

 Por ello, dijo Fernández, se requiere de la comunidad internacional un plan de rescate financiero de la magnitud del que se lleva a cabo ante la crisis de los mercados financieros internacionales.

  Citó un estimado del Banco Mundial, según el cual durante los próximos siete años  harán falta 350,000 millones de dólares de ayuda externa para cumplir los Objetivos del Milenio y destacó que esta cantidad es sólo la mitad de la iniciativa que debate el Congreso de Estados Unidos para salvar de la quiebra a las empresas financieras de Wall Street, “responsables de su propio fracaso”.

  “Los pueblos del mundo afectados por el hambre y la miseria levantan su voz para que la comunidad internacional preste a la solución de sus necesidades la misma rápida atención con que ha acudido a salvar de la hoguera a instituciones bancarias al borde del colapso”, enfatizó.

  El ex presidente Fernández fue genérico en aquel momento, pero el presidente Abinader centró su atención sobre el endeudamiento, obviamente en un contexto claramente definido por la pandemia del covid 19, que ha marcado la ruta del mundo.

  En tal sentido, el presidente Abinader propuso que las instituciones financieras multilaterales y bilaterales otorguen facilidades crediticias a través de mecanismos transparentes y accesibles, concertados y no discriminatorios, que contribuyan a que los países en dificultades recuperen con prontitud la sostenibilidad financiera. 

Igualmente, que permita el acceso a los mercados financieros internacionales, con tasas preferenciales que no sean afectados por el índice de riesgo-país.

 En sus respectivas presentaciones en asambleas generales de la ONU, República Dominicana parece actuar presionada por sus propias circunstancias, en situaciones complejas, y tratando de mostrar a un país que intenta salir hacia adelante, siendo su mayor empeña el caso haitiano y el endeudamiento, sin que hasta el momento reciba una respuesta contundente de Naciones Unidas respecto a quitarle de encima una mochila de piedra, porque al final de las sesiones de trabajo la ONU vuelve a su encierro, sin dejar abierta una perspectiva optimista para República Dominicana.

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