La ausencia de universidades dominicanas en el ranking mundial y lo que revela

Juan Temístocles Montás

El Center for World University Rankings (CWUR) es una organización consultora que ofrece asesoramiento sobre políticas y perspectivas estratégicas a gobiernos y universidades para mejorar los resultados educativos y de investigación.

Desde 2012, el CWUR publica un ranking académico mundial de universidades, que evalúa la calidad de la educación, la empleabilidad, la calidad del profesorado y la investigación. El ranking surgió con el objetivo de clasificar a las 100 mejores universidades del mundo. Luego se amplió para clasificar las 1,000 mejores, y en 2019 se extendió para clasificar las 2,000 mejores, de entre más de veintiún mil universidades a nivel mundial.

En el ranking correspondiente a 2025, es notoria la ausencia de universidades dominicanas entre las 2,000 mejores universidades del mundo, lo que pone de manifiesto el estado actual del sistema de educación superior en la República Dominicana. En contraste, países vecinos como Costa Rica y Jamaica lograron posicionar al menos una universidad cada uno en este prestigioso ranking.

La Universidad de Costa Rica se ubicó en la posición 1,399 a nivel mundial, y en la 58 en América Latina y el Caribe, destacándose por su desempeño en investigación. En atención a ese posicionamiento es la mejor universidad de Centroamérica. La University of the West Indies de Jamaica, por su parte, se ubicó en la posición 1,434 a nivel mundial, y en la 60 en América Latina y el Caribe. Es, por tanto, la mejor universidad del Caribe.

Partiendo de los indicadores objetivos en que se basa la metodología del CWUR (calidad de la educación, la empleabilidad de los egresados, la calidad del profesorado y el desempeño en investigación), se puede establecer que la ausencia de universidades dominicanas en este ranking puede atribuirse a varios factores. Uno de ellos es la insuficiente inversión en investigación y desarrollo (I+D), seguido de una plantilla docente sin formación doctoral y baja producción científica. Además, cabe agregar la débil vinculación con el aparato productivo y la ausencia de una vision-país sobre el papel estratégico de las universidades.

A lo señalado, debemos agregar planes de estudios desfasados y escasa innovación pedagógica, así como una infraestructura de investigación limitada.

La baja calidad de las universidades dominicanas no puede entenderse de manera aislada. Está profundamente relacionada con las deficiencias estructurales acumuladas en la educación primaria y secundaria. Se trata de un círculo vicioso que comienza en los primeros años de escolaridad y culmina con instituciones de educación superior debilitadas.

Ahora bien, no disponer de centros universitarios de calidad conduce a limitada formación técnica y científica, lo que por lo general lleva a la importación de talentos. Esto constituye una mala y preocupante señal para los inversionistas, tanto locales como extranjeros, que buscan un ambiente donde puedan disponer de profesionales bien formados, con capacidades en innovación, tecnología, gestión y pensamiento crítico.

La falta de instituciones académicas de calidad en un país es un indicador de su baja complejidad económica. Esto constituye un serio obstáculo para avanzar hacia actividades productivas de mayor valor y reduce el interés de empresas que dependen de ingenieros, desarrolladores, científicos, analistas de datos o expertos en logística avanzada.

En los países desarrollados y en aquellos que procuran superar seriamente la situación de subdesarrollo, las universidades son centros de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, componentes clave para sectores como manufactura avanzada, servicios tecnológicos, farmacéutica o energías renovables. Carecer de estas capacidades constituye una limitante para el establecimiento de alianzas universidad-empresa, incubadoras, clústeres productivos o desarrollos tecnológicos locales.

Un país sin universidades de calidad es un país sin estrategia de futuro. La calidad universitaria es un indicador indirecto de la prioridad que el Estado otorga a la educación, la ciencia y el desarrollo humano.

Visto el hecho de que ninguna de nuestras universidades aparece entre las 2,000 mejores universidades, en termino de calidad, del ranking del CWUR, un objetivo nacional de alta prioridad que debe ser asumido como tarea de estado, de la más alta prioridad, es desarrollar la calidad educativa y el reposicionamiento internacional de nuestras universidades. Garantizar una educación superior que genere conocimiento útil, forme profesionales altamente calificados, impulse la innovación productiva y contribuya al desarrollo sostenible del país. Esto implica actuar sobre todo el sistema educativo.

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