Abinader y el escoger bien

Por Miguel SOLANO

Para escoger bien ni el intelecto ni el estudio bastarán. Ahora hay técnicas de análisis y precalificación del personal muy buenas, muy efectivas, pero por encima de todas ellas está ese poder interior que tienen los seres humanos llamado intuición. Cuando se trata de un jefe corporativo, de un jefe de estado, de un administrador que maneja personal, en última  instancia, solo la intuición lo salva.

Ya esos presidentes que hablan con la voz de la estupidez pública para darle alegría a la plebe no funcionan. Ahora hay que echarse obligaciones, cargarlas en los hombres, en los oídos, en las vistas, en las frases. Y esas obligaciones, en su interior, tienen que ser tan profundas como en el exterior. Si no llegan a la anatomía social de sus gobernados no funcionarán.

Hasta ahora Luis Abinader ha estado como la liebre que le hala la melena a un león hambriento: ¡solo le espera la muerte! Sin embargo, cuando lo vi escuchando el discurso de toma de posesión del presidente colombiano me pareció que Petro le había hecho entender su dilema. Sobre todo, cuando señaló que los servicios de inteligencia se dedicarían a perseguir a los funcionarios que no quieren respetar al erario , cuando le reitero una frase que Luis lanzó sin intención de honrar: “Tengo amigos no socios”. El discurso de Petro obligó a que a su regreso se llamara al que cuando maca arrulla para que depositará la renuncia.

¿Por qué Luis Abinader no encuentra funcionarios que llenen sus ilusiones?  Cuando en el 1966 la CIA pactó con Joaquín Balaguer la llamada política de limpieza, se acordó que serian eliminados todos aquellos que fueran “inteligentes y honestos”. Si eran “inteligentes, pero corruptos”, no importaba si eran comunistas, con ellos se podía pactar; si eran “honestos, pero brutos”, con ellos se podía pactar; a quien había que eliminar era a aquellos que fueran “inteligentes y honestos”; sin importar su ideología, que fueran de derecha, de izquierda, de centro, daba lo mismo, eran un peligro. Cuando a Washington le dijeron que Juan Bosch era un demócrata, respondieron: “sí, pero es inteligente y honesto”.

Así que Balaguer, siguiendo las ordenes de la CIA, recogió las peores ratas y las llevó a la administración pública, a la policía, a los servicios de inteligencia, a las fuerzas armadas, al servicio exterior… Y creo con ellos el sector empresarial que hoy se conoce como “los depravadores”.  Y esas gentes, esas ratas, esas hienas se adueñaron de todo.

A Luis Abinader lo convencieron de que para gobernar tenía que acompañarse de los ricos empresarios y sus descendientes popis. No tengo que decirte quienes son nuestros ricos empresarios, creo que te basta con mirar al que cuando maca arrulla, pero nuestros popis tienen dos rasgos muy distintivos:

1-No creen en la posibilidad de un proyecto de nación. Los popis no depositan su Fe en un proyecto que no sea de beneficios personales.

2—Entienden que deben hacerse ricos, super poderosos, hoy, no mañana. Creen que su oportunidad es de un día, que más allá de 24 horas solo habrá penumbras. Gente así no traerá buena suerte.

Para escoger bien el presidente Abinader deberá hacer tres cosas:

1 —Llevar a la administración pública personas “Inteligentes y Honestas”.

2—Nombrar en el ministerio de cultura a una persona que tenga una clara idea del daño causado por la política CIA-BALAGUERISTA. Nombrar a una persona que pueda diseñar y ejecutar una plataforma científico emocional capaz de restablecer los valores culturales de sociedad para la armonía y la paz.

3—Hacer que los servicios de inteligencias se dediquen a cuidar el bien público y que dejen de perseguir a los políticos opositores.

(Los juicios externados en el presente articulo son de la exclusiva responsabilidad del autor)

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