Alianza peledeísta: Entre el rencor y la depresión

PABLO MCKINNEY

Ayer, todos los caminos político-electorales conducían no a Roma en su decadencia, sino al Hotel El Embajador recuperado el esplendor de su inauguración para “La Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, en 1955. Allí, fue formalmente anunciada una alianza entre el PLD, la FP y el PRD.

Las razones para esa alianza las han impuesto unas circunstancias que convencieron a ambas organizaciones de que solo un entendimiento entre ellas puede brindarles alguna oportunidad de triunfo en las presidenciales de mayo, ante un Luis Abinader que en todas las encuestas corre con ventaja en su carrera hacia la reelección. Pero faltan seis meses en un mundo parido de incertidumbres asolado por el fantasma de una deflagración nuclear.

Conminado sin remedio a ganar en la primera vuelta, el partido de gobierno apura el paso conquistando adversarios desde el poder, -algo que los gobiernos del PLD normalizaron-, pero en cada municipio donde hace sus conquistas se enfrenta al drama de que “no hay cama pa’ tanta gente”, pero la ambulancia ya salió y el camión recolector no tiene frenos.

En los meses por venir, veremos el comportamiento de cada uno de los dos bloques en formación, sabido como se sabe que la posibilidad de ganar las presidenciales depende entre otros factores de la capacidad de aglutinar a partidos emergentes de cierta coherencia ética e ideológica (Opción Democrática, por ejemplo), y a organizaciones de compra y venta que cada cuatro años, sin pudor, vergüenza ni prigilio, se desnudan ante el mejor postor. Hagan memoria.

Con grandes alianzas ganó el PRD en 1978. Gracias a un frente ultra conservador ganó el PLD en 1996. Los tres frentes del PLD (Margarita, Danilo y Leonel) de 2012 y 2016 definieron el triunfo de ese partido. En la razones de una victoria, se esconde a veces el porqué de una posterior derrota… y también viceversa.

Para entender la razón de esta alianza, que incluye el respaldo a la candidatura presidencial que logre pasar a la segunda vuelta, debemos acudir hasta el refranero popular que una vez más resume y supera los saberes de los expertos: “Mejor arriba con rencor, que abajo con depresión”. Con su permiso. 

Listin Diario

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