Beneficios de descarbonizar el sector eléctrico dominicano podrían alcanzar los US$2,700 millones para 2050

Santo Domingo, 11 de diciembre – En medio de la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Dubái, la República Dominicana ha mostrado su compromiso con la descarbonización del sector eléctrico, buscando una transición hacia fuentes de energía renovable. Este cambio podría significar beneficios económicos por un valor estimado de 2,700 millones de dólares para el año 2050, según revela un reciente estudio.

El análisis, llevado a cabo por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en colaboración con el Climate Lead Group, enfatiza que esta transición hacia una matriz energética más sostenible y renovable requerirá una asociación con el desarrollo económico y social del país para ser efectiva.

El informe titulado «Evaluación económica de la descarbonización del sector eléctrico en la República Dominicana» destaca que las emisiones de dióxido de carbono equivalente (CO2e) generadas por la producción de electricidad representaron un 43 % de las emisiones del sector energético y un 28 % del total del país en el año 2019.

En este contexto, se plantean dos escenarios principales para la descarbonización. El primero, basado en la energía renovable, principalmente solar y eólica, demostró generar los mayores beneficios económicos netos para 2050, estimados en 2,700 millones de dólares, además de una reducción del costo medio de generación del 8 %, evitando la emisión de 140 millones de toneladas de CO2e y generando 160,000 empleos directos adicionales. Se calcula que lograr esto requeriría una inversión adicional promedio de 3,300 millones de dólares en energías renovables.

En contraste, un escenario basado en la transición a gas natural arrojaría beneficios promedio menores, estimados en 2,300 millones de dólares, con inversiones adicionales calculadas en 1,900 millones de dólares y un ahorro en combustible de 3,300 millones de dólares.

El país se comprometió, en su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), a reducir sus emisiones en un 27 % para el año 2030 con respecto a una línea de tendencia, siendo el 7 % de esta reducción incondicional y el 20 % condicionada a financiamiento externo.

En el marco de la COP28, Estados Unidos lanzó el programa Acelerador de la Transición Energética (ETA), una plataforma de financiamiento en la que República Dominicana, junto con Chile, Nigeria y Filipinas, se ha comprometido a participar. Se estima que el ETA podría movilizar entre 72,000 y 207,000 millones de dólares en financiamiento para la transición energética hasta 2035.

Además, la República Dominicana se unió a la Powering Past Coal Alliance (PPCA) junto con otros seis países, comprometiéndose a abandonar gradualmente la generación eléctrica con carbón para mantener el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5° C.

A pesar de estas intenciones, la generación de energía a partir de carbón ha experimentado un aumento en el país. La entrada en operación de la Central Termoeléctrica Punta Catalina en 2019 y 2020 triplicó la generación a carbón, representando un 31 % de la generación eléctrica total en 2022.

Manuel Cabral, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica, destaca que el país cuenta con una matriz de generación eléctrica diversificada, donde el gas natural representa el 41 %, seguido por el carbón con un 31 %, entre otras fuentes.

Sin embargo, el estudio del BID identifica cuatro barreras principales para llevar a cabo la descarbonización. Se señala la dependencia histórica del carbón en la infraestructura existente, la falta de regulación sobre el almacenamiento de energía, la asimetría entre la planificación de generación y la expansión de la red de transmisión, así como el bajo margen de reserva del sistema eléctrico.

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