Del desguañangue fiscal a la esquizofrenia económica

HENRI HEBRARD

Analizar el desempeño de la economía dominicana desde los litorales de la política resulta peligroso, al tener que recurrir a argumentos que oscilarían rápidamente entre paranoia financiera y esquizofrenia económica.

Según el diccionario de la Real Academia Española, paranoia es una “perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas” cuyas manifestaciones son, de acuerdo con el portal “Porque quiero estar bien” “(…) la aparición de ideas fijas, obsesivas y absurdas, basadas en hechos falsos o infundados.”

A su vez, el portal especializado “Mayoclinic.org” identifica síntomas de esquizofrenia cuando: “(…) las personas interpretan la realidad de manera anormal (…), y pueden provocar una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en la personalidad y el comportamiento.”

Síntoma #1: Desde el litoral político, se confunde al afirmar: “se produjo una estimación equivocada de los ingresos y gastos previstos en los presupuestos (…) de los años 2020 al 2023, esto es, los correspondientes a la actual gestión del gobierno (…) Se estimaron déficits gigantescos.”

Primero, el Presupuesto 2020 fue aprobado en 2019 y corresponde a las autoridades anteriores, no a las actuales. Si bien, nadie pudiera culpar al gobierno anterior no haber adivinado en 2019 la pandemia del COVID, sin embargo, más cuestionable resulta que estas mismas autoridades anteriores habían sometido un Presupuesto Modificado en julio 2020, el cual obviaba completamente la caída de las recaudaciones y el crecimiento considerable del gasto público resultante de los programas asistencialistas (Fase 1, Fase 2, Pa’ti, Quédate en Casa), lo que obligó a las nuevas autoridades formular un nuevo Presupuesto 2020 para sincerar las cuentas fiscales, y salir a buscar US$3,800 millones en los mercados internacionales con carácter de emergencia para tapar el hoyo fiscal heredado.

Luego, los presupuestos de 2021, 2022 y 2023 (que sí corresponden al actual gobierno) programaron déficits fiscales de 2.96%, 2.99% y 3.01% del PIB respectivamente, nada realmente “gigantescos”, cuando se observa que el déficit 2019 alcanzaba 3.47% del PIB.

Y nada comparado con el desguañangue fiscal del año 2012, enlace entre el último mandato de Leonel Fernández y el primero de Danilo Medina, cuando, a pesar de haberse aprobado en el Presupuesto 2012 un déficit fiscal de RD$22,443.7 millones (equivalente al 0.9% del PIB), el año 2012 cerró finalmente con un déficit “gigantesco” de RD$149,184.4 millones, o sea un colosal 6.25% del PIB.

Síntoma #2: Desde este mismo litoral, se pretende alarmar al poner en duda la realidad de los resultados financieros del principal banco del país: “¿Podría el actual gobierno del PRM explicar cuánto del aumento de las utilidades que recibe del Banco de Reservas se ha debido a los ingresos extraordinarios recibidos (…) sobre títulos de deuda o certificados de inversión del Banco Central?”

Quien arroja luz sobre la realidad incuestionable de los resultados del Banreservas es la agencia de notación Feller Rate que acaba de subir a “AAA” la calificación de del banco estatal, justificando este importante reconocimiento a: “(…) su liderazgo en la industria financiera, y una robusta capacidad de generación , consistente con su perfil de negocios y escala y (…) el soporte que le otorga el Estado Dominicano dada su condición de banco estatal (…) La entidad tiene un perfil de negocios y de riesgos evaluados en muy fuerte, junto a una capacidad de generación y fondeo y liquidez considerados fuertes.”

Nadie en su sano juicio pretendiera que la opinión de Feller Rate se deba a trastornos como esquizofrenia financiera.

Síntoma #3: Desde este mismo litoral político, se argumenta de manera engañosa que “La paranoia financiera ejecutada por el actual gobierno arroja luz para comprender por qué la deuda pública ha aumentado en cerca de US$26 mil millones durante los últimos 3 años”.

Las cifras publicadas por la Dirección General de Crédito Público indican que el saldo de la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF) pasó de US$44,622.3 millones (12-2020) a US$54,820.7 millones (06-2023), US$10,198.4 millones adicionales equivalentes a un crecimiento de +22.9%; ahora bien, entre 12-2016 y 06-2019, la deuda del SPNF se había incrementado en US$7,868.4 millones o +29.4%, superior al crecimiento del 22.9% del actual período. Y durante los pasados 12 meses, la deuda del SPNF creció US$3,016.3 millones (apenas +5.82%), o sea el menor crecimiento observado desde 2018.

Al igual que en el síntoma #2, es bueno señalar la valoración de otra agencia crediticia, en este caso Standard & Poor’s, quien, en 12-2022, elevó la calificación del país de “BB-“ a “BB”, su más alto nivel histórico, al reconocer: “La mejora en la nota de la República Dominicana se basa en la resiliencia de su economía y de su alto crecimiento. (…) La República Dominicana ha ido reforzando gradualmente sus instituciones públicas (…) su capacidad a mantener altas tasas de crecimiento económico y mejorar su planificación fiscal y gestión de la deuda.”

Para evitar todo riesgo de paranoia financiera o esquizofrenia económica, es prudente seguir analizando el exitoso desempeño económico de la República Dominicana desde los literales de la economía, y no desde la política.

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