El fin de la globalización

Por JULIO ORTEGA TOUS 

Black Rock es el fondo de inversiones más grande del mundo. El activo de los multimillonarios que más han ganado con la globalización, gran parte de ellos están en Black Rock. ¿Quien sabrá cuántos dominicanos tienen invertido sus capitales en Black Rock? El fondo administra aproximadamente unos 10 billones de dólares, lo que en inglés denominan “10 Trillion Dollars”, diez millones de millones de dólares. Para tener una idea esto es aproximadamente más de 100 veces el PIB de la República Dominicana.

Desde unos años antes de la disolución de la Unión Soviética en 1991 se inició una fase del capitalismo que han llamado globalización o mundialización. El mercado se hizo mundial o global y los mercados nacionales pasaron a prácticamente desaparecer o hacerse cada vez mas pequeños respecto al gran mercado mundial o global que todo domina. La transformación de China en un gran país capitalista, llamado “socialismo con características chinas” por la autoridades de ese país; la transformación de Rusia en un país capitalista y la disolución de la economía centralmente planificada y las empresas estatales, el fin de las antiguas repúblicas soviéticas y el llamado “campo socialista”, como parte del mundo globalizado, terminó de convertir completamente la economía mundial en una sola. Un capitalismo mundial y una sola superpotencia dominante.

La producción física se deslocalizó a países baratos, la llamada periferia, como China, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Malasia, Indonesia, Sri Lanka, México, Honduras, El Salvador, Costa Rica América Central y El Caribe –entre ellos la República Dominicana, Jamaica y Haití, entre otros-, a través de las llamadas “zonas francas”. Los antiguos países coloniales, o países centrales, según la clasificación de Immanuel Wallerstein (“Sistema Mundo”), procedieron a un desmonte de parte de las grandes industrias del capitalismo fordista, como la metalúrgica, partes de la industria automotriz, la industria ligera para el consumo de masa, la industria de las telecomunicaciones, partes de la industria farmacéutica y el ensamblaje, la llamada industria textil, entre los mas relevantes y trasladarlas a esos países de mano de obra barata. La producción mundial tendió a la relocalización.

La creación de la OMC en 1994 y el Consenso de Washington en 1990, que estableció las reglas del neoliberalismo, fueron los momentos cumbres de la globalización con sus planteamientos aperturistas, privatizadores, y de reducción del Estado. La crisis económica y financiera de la hipotecas basura “subprime” en EEUU entre 2007 y 2009, hizo saltar esa versión del neoliberalismo y la globalización. De hecho, en septiembre del 2008, el FMI, el BM –los dos portaviones de las reformas neoliberales- y los países del Grupo de los Siete (G7), tiraron por la borda los planteamientos neoliberales, y pasaron al formar parte del G20 –las 20 economías mas grandes del mundo en Europa, América Latina, Asia y África- y asumir el comando de las políticas económicas internacionales, y un nuevo esquema neo-keynesianismo, con la masiva participación del Estado en la economía.

La corta recuperación económica que se inicia en 2012, se ve interrumpida por la crisis de la COVID-19 desde inicios de 2020, y el quiebre de las cadenas de suministros. De nuevo, un neo-keynesianismo renovado vuelve a la escena. EEUU, la Euro Zona, Gran Bretaña, y Japón ponen a funcionar la maquina de impresión monetaria, con el eufemismo de la “Quantitave Easing” o Expansión Cuantitativa de los medios de pago, ya usado en 2008 en adelante. En resumen, la expansión cuantitativa de dinero por los los bancos centrales de las grandes economías no es más que una forma coloquial de describir la “impresión de dinero” o “dinero inorgánico” ya que la compra de activos a la banca privada por parte del banco central se hace con dinero nuevo creado por esa institución. Sin respaldo en oro desde 1971, el sistema monetario internacional está sujeto a las veleidades de los gobiernos de los países centrales (Wallerstein).

Con la crisis económica desatada por la pandemia de la COVID 19 y la disrupción de las cadenas de suministros, junto con las políticas del gobierno norteamericano de Donald Trump que quebró las políticas globalistas y trató de regresar la producción de empresas norteamericanas a los EEUU, la guerra Rusia Ucrania a partir de febrero de 2022, se quiebra en gran parte las bases económicas y políticas de la globalización. Se trata de aislar totalmente al país mas grande y con mas recursos naturales del mundo –Rusia- del comercio y las relaciones internacionales. Se llega al absurdo de “amenazar” a países como China, India, Indonesia, Brasil, México o Argentina de las consecuencias de no aplicar sanciones a Rusia. Fuera de Europa, EEUU y Japón/Corea, ningún país aplica sanciones económicas o comerciales a Rusia, ni en África, ni en Medio Oriente, ni en Asia, ni en América Latina. El intento de Europa y EEUU de expulsar de todo escenario a Rusia resulta patético. Siendo el mayor exportador de gas natural, petróleo, trigo, cereales, carbón, oro y metales preciosos y fertilizantes del mundo. Es como darse un tiro en el pie.

Sin embargo, según el presidente del fondo Black Rock, Larry Fink, en una reciente carta a sus clientes expresa que la “globalización ha terminado”. Literalmente, en su carta anual a los accionistas de Black Rock dijo: “La invasión rusa a Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido durante las ultimas tres décadas”. Y continuo diciendo en su carta anual de 2022: “Ya habíamos visto conectividad entre naciones, empresas, y hasta personas tensas por dos años de pandemia. Ha dejado a muchas comunidades y personas sintiéndose aisladas y mirando hacia dentro. Creo que esto ha exacerbado la polarización y el comportamiento extremista que estamos viendo en la sociedad actual”. La confesión del más importante representante de la globalización capitalista iniciada con el triunfo del neoliberalismo desde Reagan y Thatcher, y profundizada por el fin de la URSS, nos pone ante un cambio geopolítico fundamental, no solo de coyuntura. De los bloques post segunda guerra mundial, capitalista y socialista y la guerra fría, se pasó en los años 1980 a la globalización y el mundo unipolar. Ese esquema se ha quebrado. Como decía un gran amigo ido de este mundo: “Food for Thought”

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