El financiamiento: la clave del SDSS
Albert Einstein se convirtió en el científico más resonante del siglo pasado, por su explicación científica sobre el funcionamiento del universo. Partió del hecho de que lo único constante es la velocidad de la luz construyendo, a partir de esta realidad objetiva, su famosa teoría general de la relatividad.
La esencia de su razonamiento es que, ante un factor fijo, todos los demás factores relacionados resultan relativos. Einstein asombró a todo el mundo, al demostrar el carácter relativo de todo lo existente, incluyendo el espacio y el tiempo, y al mismo tiempo postulando la equivalencia entre la masa y la energía.
Desde luego, esta ley universal también se aplica a nuestro pequeño mundo de la seguridad social. Aquí el factor constante, determinante y condicionante, es el nivel del financiamiento, desde luego, siempre que exista el compromiso real del Estado de garantizar el acceso universal, como un derecho humano inalienable.
La clave para entender las características y el funcionamiento del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) reside en reconocer: 1) que el grado de protección social, como un derecho humano, depende del nivel del financiamiento; y 2) que en cada etapa del Sistema, los recursos disponibles son constantes y están determinados por factores exógenos, que el sistema no puede cambiar.
Además, 3) que la cantidad de servicios de salud y de prestaciones garantizadas depende del costo unitario de los mismos; y 4) que, por ejemplo, a mayor costo, menor será la cantidad de servicios médicos que la SISALRIL podrá incluir en el catálogo del Plan Básico de Salud (PBS), y viceversa. Igual ocurre en las familias: dado un ingreso fijo, a mayor costo de la vida, menores bienes y servicios comprados.
De lo anterior se desprende claramente que el derecho universal a la salud tiene una expresión específica, dependiendo del nivel del desarrollo económico y social del país. A partir del perfil epidemiológico, se trata de que el catálogo de servicios sea lo más completo posible, incluyendo los medicamentos ambulatorios.
Hace falta más información y orientación a los afiliados y a la opinión pública
Este catálogo o plan de salud avanza, en cantidad y calidad, en la medida en que va aumentando el ingreso promedio nacional, asumiendo siempre la existencia de una política social incluyente. Esta realidad condicionante es igualmente válida sin importar la modalidad del financiamiento de la seguridad social, ya sea mediante impuestos generales o por aportaciones obrero-patronales.
Así como el carácter constante de la velocidad de la luz relativiza la dimensión del espacio-tiempo, el nivel constante del financiamiento determina los valores relativos de los servicios y las prestaciones que puede garantizar el SDSS. Esta limitante es aún mayor, allí donde la salud es una mercancía más, y donde predominan políticas sociales inequitativas y excluyentes.
La incomprensión de esta realidad objetiva conduce a planteamientos y a demandas de servicios médicos y prestaciones propias de países con un nivel muy superior de desarrollo económico y social, y además, en donde aplican políticas sociales típicas de los Estados de Bienestar.
Con frecuencia, diversos grupos sociales demandan incluir en el PBS más servicios médicos los cuales, aunque necesarios, superan los recursos disponibles. Es lo que ocurre en Salud Pública, donde se prestan todos los servicios, pero sólo hasta agotar el presupuesto, lo que explica la reducción de la calidad y la oportunidad de la atención médica.
De la misma forma en que una familia está compelida a ajustar las compras de bienes y servicios al ingreso mensual disponible, la familia de la seguridad social está obligada a incluir sólo los servicios más demandados, de acuerdo al límite del financiamiento. Como dice la sabiduría popular, no extender los pies más allá de la sábana.
Ante la realidad objetiva de la existencia de recursos limitados, la atención primaria constituye la forma más expedita de aumentar la cobertura de salud, de elevar los honorarios médicos, de reducir el gasto de bolsillo y de bajar la mortalidad materno-infantil. Hace falta más información y orientación a la población.
Publicado originalmente en Acento