El silencio por «la abuela de todos» frente a la «histeria» que rodeó a Diana (video)
Londres, 14 sep (EFE).- El cortejo fúnebre por Isabel II, a quien muchos recordaron hoy como «la abuela de todos», fue seguido por miles de ciudadanos unidos en «un luto silencioso». Un ambiente de solemnidad que contrastó con la «histeria» que en su día rodeó la muerte de Diana.
Ya desde por la mañana se podían ver interminables filas de personas de todas las edades y distintos lugares del mundo portando ramos de flores -mayoritariamente girasoles- con tarjetas decoradas y mensajes de despedida, caminando, en un ambiente de respeto, hasta la avenida de The Mall, por donde luego desfiló la procesión hasta el Parlamento.
Familias enteras, muchos ancianos con mayor o menor dificultad para caminar, grupos de colegiales, madres con bebés, cuadrillas de jóvenes, británicos y extranjeros, se acercaron a presentar sus respetos a su soberana, fallecida el pasado día 8 a los 96 años en Balmoral (Escocia).
Con semblante serio, Judith, una mujer de Birmingham, dijo a Efe que había permitido a su hija de 14 años perder un día de clase para seguir en directo «un acto que será único en la historia» y presentar sus respetos a la reina y la familia real.
«Es tristísimo, estamos todos de duelo. Era la abuela de todos, todos la admirábamos», afirma sin atisbo de duda esta británica.
Otra mujer de unos 60 años, del sur de Londres, cuenta, por su parte, a Efe que se ha desplazado hasta las inmediaciones del palacio de Buckingham «a dejar unas flores y ver cómo estaba el ambiente».
«Pero, en realidad, soy muy monárquica; creo que la Monarquía mantiene a los políticos donde deben estar», enfatiza la mujer a quien la noticia le «entristeció» ya que «te recuerda la muerte de tu propia madre, le llega a todo el mundo de esa manera».
Observa que el ambiente de luto que se respira hoy en Londres es muy diferente al que en su día se vivió, en 1997, cuando falleció la princesa Diana en circunstancias trágicas en París.
«La diferencia frente a cuando murió Diana es que ahora no se vive esa histeria, hoy está todo tranquilo; diría que el ambiente es muy respetuoso, muy digno», remarca.
Hace 25 años, «cuando murió Lady Di -recuerda- yo trabajaba aquí y algunas personas se acercaron para sentir el ambiente; para muchos fue la primera pérdida que presenciaban de una estrella de los medios de comunicación y fue muy triste porque era una madre joven, pero aquello se volvió histérico, aunque no queda muy bien decir esto».
Medio ugandés y medio ruso, Viktor, que se ha presentado en The Mall con sus dos hijos pequeños, nacidos en Londres, no ha dudado en acercarse para rendir tributo a Su Majestad.
«Era un símbolo de toda una era y un símbolo de los valores británicos, que compartimos; cuando falleció tuvimos la sensación de que se moría un miembro de nuestra familia», explica.
Al tiempo que ensalza la «dedicación» de toda una vida de la monarca, reconoce que le resulta «muy difícil de predecir cómo será el reinado de Carlos III en tiempos muy inestables».
Por su parte, se mezcla entre la gente la alemana Renata, una anciana que reside en este país desde hace 25 años y que ya se siente «muy británica». Con su presencia quiere «dar las gracias» a la reina, que para ella representa «el paradigma máximo de la esencia inglesa».
Su amiga, Karen Taylor, sudafricana, alaba «el trabajo maravilloso por el país» acometido por la monarca y augura un reinado prometedor para su sucesor, Carlos III, del que subraya que «tiene a su hijo, el príncipe de Gales (Guillermo) y también a su maravillosa esposa (Camila)» para apoyarle.
«Me siento increíblemente triste. Se la echará tremendamente de menos», asegura.
Tras 50 años residiendo en el Reino Unido, el matrimonio originario de Tanzania formado por Hasel y Sanguitta expresa su «adoración» por Isabel II, un devoción que les ha llevado a presenciar en directo los preparativos para seguir al cortejo.
«Adoramos a la reina y lo ha hecho increíblemente bien durante todos estos años, proporcionando estabilidad al país y uniéndolo también», indica Sanguitta.
Además de las multitudes que han seguido la procesión, decenas de miles de personas hacen fila en la orilla sur del támesis para acceder a partir de las 17.00 hora local (16 GMT) a la capilla ardiente que se instalará en el salón Westminster Hall del Parlamento británico.
Patricia Rodríguez