Filipinas arranca su campaña electoral con Marcos como gran favorito

Ho Chi Minh (Vietnam), 8 feb (EFE).- Ferdinand «Bonbong» Marcos, hijo del fallecido dictador filipino, parte como el candidato favorito para tomar el relevo de Rodrigo Duterte en la presidencia de Filipinas, que este martes dio el pistoletazo de salida a la campaña electoral de los comicios del 9 de mayo.

Oficialmente son diez los contendientes a ocupar la presidencia del archipiélago durante los próximos seis años, pero los sondeos por el momento solo otorgan posibilidades reales a Marcos y a la actual vicepresidenta, Leni Robredo.

Por detrás intentan convencer a los 67,5 millones de electores filipinos (1,8 millones desde el extranjero) el senador Panfilo Lacson; el alcalde de Manila, Francisco Domagoso (alias Isko Moreno), y la leyenda del boxeo Manny Pacquiao.

Casi 33 años después de la muerte de Ferdinand Marcos en su exilio de Hawái, su hijo Bongbong, de 64 años, parte como máximo favorito, aupado por su potente maquinaria propagandística que en las redes sociales reivindica sin rubor el legado de su padre y obvia los abusos de derechos humanos y el dinero sustraído a las arcas públicas.

Según Transparencia Internacional, Ferdinand Marcos (que gobernó entre 1965 y 1986) se apropió de forma ilícita de unos 10.000 millones de dólares, mientras se calcula que 3.257 personas fueron ejecutadas de manera sumaria, 70.000 encarceladas y 34.000 torturadas desde que decretó la Ley Marcial en 1972.

Ambos asuntos se han convertido en tabú para el candidato, que se muestra reacio a participar en entrevistas y debates, y rechaza discusiones «sobre la historia del país» cuando se le plantean preguntas incómodas.

Su estrategia conservadora se justifica por su fortaleza en las encuestas, con un apoyo del 54 por ciento de los consultados por la firma Pulse Asia, mientras que su más inmediata perseguidora, la vicepresidenta Leni Robredo, se queda en un 20 por ciento.

MARCOS CRITICADO POR DUTERTE

En un país donde las campañas electorales se convierten en un festival de música y colorido, con un espíritu más próximo al de una competición deportiva o un espectáculo de variedades, Bongbong arrancó su carrera hacia el Palacio de Malacañang con un baño de masas en un estadio cerca de Manila, donde recibió el respaldo de destacadas personalidades políticas.

Entre sus apoyos no figura el actual presidente, Rodrigo Duterte, quien le ha denigrado en público, acusándolo de líder débil y de cocainómano, a pesar de que forma tándem electoral con su propia hija Sara Carpio Duterte, candidata a la vicepresidencia.

La que se presenta como mayor antagonista de Marcos, Leni Robredo (en 2016 le arrebató la vicepresidencia por un puñado de votos), inició su campaña con una marcha rosa en Manila.

Antigua activista proderechos humanos, Robredo es la única mujer aspirante a la presidencia y encarna un estilo opuesto a la fuerza y autoridad que intentan transmitir otros candidatos en busca del legado de Duterte, quien no se ha decantado por ningún contendiente hasta el momento.

El senador Manny Pacquiao prefirió empezar la campaña con un acto en su feudo de General Santos, en el convulso sur del país, donde sus ocho títulos de campeón mundial de boxeo le han dado un aura casi divina para muchos de sus paisanos.

Rezagado en las encuestas, trató de relanzar su campaña la semana pasada cuando se comprometió a impulsar la recuperación de miles de millones presuntamente robados al Estado por los Marcos, una promesa realizada por anteriores presidentes.

Más atrás en los sondeos, Francisco Domagoso (alias Isko Moreno) quiere aprovechar el impulso de la alcaldía de Manila para remontar en los tres meses restantes, mientras que el senador y exjefe de la Policía Panfilo Lacson intenta catapultar su candidatura con una potente campaña publicitaria.

EVASIÓN FISCAL

Aunque los números actuales dan a Marcos como ganador casi seguro, los antecedentes de la última década invitan a la prudencia, pues ni en 2010 ni en 2016 venció el candidato que arrancó la campaña en cabeza.

En un país donde el debate ideológico es casi nulo y prima sobre todo la manera en que el público percibe la personalidad del candidato, cualquier desliz público puede tener consecuencias catastróficas.

Otra razón para que Marcos no se confíe es que la comisión electoral filipina estudia media docena de denuncias que tienen como objetivo su descalificación de la carrera presidencia por haber sido condenado en el pasado por evasión de impuestos.

El ente electoral ha retrasado el anuncio de su decisión, lo que ya ha obligado a la jubilación de dos comisarios, que a posteriori han declarado que Marcos no debería ser presidente al haber sido condenado en 1997 por ese delito.

Durante las elecciones del 9 de mayo también se votará para elegir vicepresidente, doce senadores, más de 300 congresistas y miles de puestos provinciales y municipales.

Eric San Juan

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