“Guardar pan para mayo” por la amenaza de la crisis alimentaria
Altagracia Paulino
“Guardar pan para mayo” por la amenaza de la crisis alimentaria. Con la pandemia verificamos cambios en el suministro de alimentos, en los precios de estos y vimos que, pese al libre comercio, los gobiernos debieron intervenir para garantizar que los mismos llegaran a las mesas de todos como un compromiso para preservar la vida de los ciudadanos.
En América Latina hubo medidas de los gobiernos para evitar alzas desmedidas en el precio de los alimentos y otras complementarias, como evitar el corte de la energía y demás servicios públicos, también los alquileres de viviendas y flexibilidad en el sistema crediticio.
Los gobiernos intervinieron para facilitar las vacunas y garantizar así la inmunización de la población a cargo de estos. En esta contingencia no se le dejó al mercado el suministro de las vacunas. Todos los Estados intervinieron como la única manera de garantizar que el biológico llegara a la población, pero ojo, los gobiernos que pudieron asumir el cargo con la industria farmacéutica. En cambio, hay países que solo han podido vacunar a la población que recibió la ayuda solidaria de otros.
La situación fue bien manejada en el país, incluyendo la garantía en el suministro de alimentos a la población más vulnerable, lo cual deberá continuar ante las amenazas de una crisis alimentaria que comenzó con la crisis de suministro de los alimentos durante y después de la pandemia y ahora agudizada por la guerra entre Rusia y Ucrania.
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Según reporte de la FAO, el alza de los precios solo tuvo como antecedentes el año 1990 y según técnicos del Banco Mundial, “debemos prepararnos para la próxima cosecha”, con una serie de medidas que van desde la creación de bioquímicos como fertilizantes para no depender de los sintéticos, porque los fertilizantes son de los productos que escasean en el mundo. Esto se resume en producir abono orgánico.
Pasada la pandemia y la amenaza de la guerra, debemos pensar de manera estratégica y como isla incentivar el fomento de la agricultura familiar, cultivar donde se pueda hacer para garantizar que nadie pase hambre.
La crisis de los cereales en el 2008-2010, en nuestro país no se sintió mucho porque teníamos arroz suficiente pese a los altos precios de los combustibles, pero no fue así en otras naciones, además del impacto de la crisis financiera, que por falta de regulación de los bancos hizo tambalear la economía mundial y la gente la sintió muy fuerte.
Ahora, con los fenómenos de la pandemia y la guerra entre dos países suplidores de materia prima, los gobiernos deben enfrentar el impacto de estos, con medidas previsorias que garanticen la alimentación segura para los más vulnerables y se proteja a los consumidores.
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Los precios de los alimentos en nuestro país son el motivo de las quejas de todos, basta con ir a los supermercados; mucha gente no entiende que tenemos inflación global, por lo que se impone el pensamiento estratégico, de que somos una isla con el riesgo de que si una guerra impide el ingreso de barcos y aviones, como ocurrió en la segunda guerra mundial, pasaremos hambre. Hay que sembrar nuestros campos, apoyar la producción nacional, garantizar las proteínas indispensables y suficientes con las que nos hemos sostenido para también, legarles a las generaciones por venir.
Guardar Pan para mayo era una forma de llamar al ahorro a principio del año porque era incierto lo que podía ocurrir en mayo. Como ahora.