¿Hacia dónde nos lleva Putin?

Celso Marranzini

Hace unos días, gracias a la invitación que nos hiciera el embajador José Alfonso Blanco, pudimos compartir y escuchar las experiencias del ex ministro de Relaciones Exteriores de España, Miguel A. Moratinos.

Desde esa posición, durante el gobierno de José Luis Zapatero, fue capaz de colocar a España en el centro de la diplomacia mundial y, al mismo tiempo, que se aquilatara su peso dentro de la Unión Europea.

Fue inevitable que la conversación girara a temas más actuales y al referirse al ataque ruso a Ucrania, lo calificó como despiadado, como lo es cualquier acto de guerra, con los agravantes de la enorme disparidad de tamaño y de capacidad militar entre ambas naciones. El sueño de recuperar la grandeza perdida por parte de un exmiembro de la KGB despótico y obnubilado por el poder, combinado con un fallo de la diplomacia ha provocado este episodio funesto.

El exministro expresó que esta confrontación solo es posible porque en la actualidad el mundo carece de un liderazgo sólido. No contamos con figuras como Winston Churchill, Franklin Roosevelt y algunos añoramos la presencia de Ángela Merkel y hasta de Donald Trump, con todo y sus defectos, o por lo menos la voz del Partido Republicano, más dispuestos a enfrentar de manera contundente a estas amenazas al equilibrio y a la paz mundial.

Los planes de Putin no han dado los resultados esperados por él. Luego de su éxito anexando a Rusia los territorios de Crimea y Sebastopol, y dada su superioridad sobre este país, pensó que una guerra relámpago, “una operación militar especial”, contundente y de poca duración, serían suficientes para apoderarse de Ucrania y evitar así su proximidad con la Unión Europea y la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN), instituciones poco afectas a Rusia y su gobernante.

Para Putin y para el mundo ha sido una sorpresa la reacción de los ucranianos. Su presidente Volódimir Zelensky, antiguo comediante, ha enfrentado la situación con valentía y resolución y ha inspirado a los militares y el resto de la población a hacerlo de igual manera, dando muestras de verdadero heroísmo.

El Canal Nacional de Noticias (CNN) al tratar de interpretar la situación, expresa con razón que mientras a Putin le preocupa su legado, a Zelensky le preocupa salvar vidas; que mientras el primero se ocupa de armar los soldados con armas de avanzada tecnología, el otro también los arma, con menos sofisticación, pero los contagia al mismo tiempo de inspiración, motivación, dignidad y orgullo nacional. Esto ha sido la clave de la resistencia que han presentado ante las pretensiones rusas.

Putin también esperaba una reacción débil de parte del mundo occidental, no suponía las restricciones económicas y bancarias que le fueron impuestas, como tampoco el boicot a las compras petroleras y de materias primas, que sin dudas pueden poner en serios aprietos a la economía rusa.

Este conflicto debemos seguirlo muy de cerca, ya que las crisis que está generando afectarán también la economía del mundo entero. Un mundo que apenas se está recuperando de los efectos de una gran pandemia.

En opinión de don Miguel Moratino, es difícil que Putin decida salir por la puerta de atrás, por lo que urge buscar una salida a la crisis, en primer lugar por el temor de un escalamiento de las acciones militares de consecuencias imprevisibles, y por su impacto en la economía mundial, que ya ve escasez y alza de los precios de combustibles y de materias primas.

No olvidemos que Ucrania es el mayor productor de trigo, maíz, cebada, harina de soya y legumbres esenciales para la Comunidad Europea. Sus exportaciones se encuentran detenidas por los bombardeos constantes y , peor aún, la temporada de siembra que corresponde a este mes de marzo no se ha podido llevar a cabo, por tanto, no será posible tener las cosechas en septiembre.

Por otra parte, Rusia es el mayor exportador de fertilizantes a la Unión Europea y el boicot en curso, afectará la siembra de cultivos y la ganadería por lo que la Unión podría enfrentar una crisis alimentaria de grandes proporciones.

Esta crisis provocada por Putin nos lleva a un nuevo orden mundial previsible. Los Estados Unidos, se muestra debilitado, no solo por un liderazgo que muchos consideran vacilante, sino también por las luchas políticas internas y la inflación que los afecta. En esta posición es poco probable que mantenga su peso en el equilibrio mundial.

El papel de China en esta, como expresa el exministro de Relaciones Exteriores de España, puede ser crucial para establecer un nuevo orden. Hasta el momento muestra una imparcialidad que pocos creemos. Se le ha visto muy cerca de Putin, pero también se cuida de evitar sanciones por parte de Estados Unidos. Muy bien puede aprovechar esta crisis para consolidarse como potencia mundial.

Todos nos hacemos preguntas. ¿Cuánto más puede durar una guerra desigual que aniquila civiles sin mayor contemplación? ¿Hacia dónde nos arrastrará la ambición de un líder que desea reescribir la historia? ¿Cómo enfrentarán los países los altos precios de los alimentos, de las materias primas y los combustibles?

Como nos enseña la historia, las grandes crisis traen grandes cambios. Solo esperamos que pasemos esta prueba fortalecidos, con la menor cuota de sacrificios posible.

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