La Crisis Ecuatoriana
Por: LUIS FERNANDEZ
El Ecuador país ubicado en la parte noroeste de América del Sur, ocupa un área de 256,370 km². Es el décimo país más poblado de América, con más de dieciocho millones de habitantes, se divide en 24 provincias y su capital es Quito, aunque la ciudad más poblada se llama Guayaquil, históricamente la sociedad ecuatoriana se ha caracterizado por profundas inequidades sociales, étnicas y regionales.
La desigualdad social y persistencia de la pobreza y el desempleo estructural, junto a la pandemia del COVID 19 han profundizado el estancamiento económico y una Herencia histórica no resuelta con los grupos sociales más empobrecidos del Ecuador, entre los cuales están los pueblos indígenas, afectados por la exclusión y la pobreza, a pesar de su indiscutible peso político.
Estas comunidades indígenas ecuatorianas aparte de que no son tomadas en cuenta, no han sido contempladas dentro de las políticas sociales del Gobierno, lo que ha generado un gran descontento social, que ha generado protestas, como la del año 2019 cuando los colectivos indígenas salieron a la calle contra el entonces gobierno de Lenin Moreno y contra su subida de los precios de los carburantes.
La protesta cuyo detonante fue la eliminación del subsidio a los combustibles vigente en el país por más de 40 años, se contuvo mediante una negociación que, a juicio de muchos sectores ecuatorianos, fue muy engañosa para los sectores sociales y las comunidades indígenas que participaron en el movimiento, el gobierno no cedió, e inmediatamente vino la pandemia y se paralizo la lucha.
A partir del 13 de junio del presente año se ha producido una fuerte movilización, dirigida por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), una organización que aglutina a las Nacionalidades, Pueblos, comunidades, Centros y Asociaciones indígenas del Ecuador y que fue respaldado por el Frente Unido de los Trabajadores FUT y otras organizaciones.
A partir de ese día las organizaciones que respaldaron el paro general bloquearon decenas de vías en varias ciudades en apoyo a la protesta y se desarrollaron masivas concentraciones en diferentes puntos del país incluyendo a Quito la capital, que han producido cientos de heridos y violentos enfrentamientos que han dejado edificios de instituciones públicas quemados, vehículos de policías en cenizas y varios fallecidos.
Las protestas empezaron por el reclamo de los pueblos indígenas ecuatorianos de que se bajara el precio de los combustibles, luego la CONAIE se planteó una reivindicación de 10 puntos importantes, entre ellos la baja del precio de la gasolina y diésel, y la no producción de petróleo y productos mineros, porque están localizados justamente en zonas donde los pueblos indígenas operan.
otras demandas son, condonar deudas, establecer precios justos de los productos del campo, aumentar el presupuesto en salud y educación, pagar las deudas con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), mejorar el empleo, respetar los 21 derechos colectivos como la educación intercultural bilingüe y la consulta previa, libre e informada, no privatizar sectores estratégicos y garantizar la seguridad ciudadana.
A la protesta el gobierno del presidente Guillermo Lasso ha respondido con una fuerte represión, lo que ha sido denunciado por Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional diciendo que, “La lamentable decisión del presidente Lasso de reprimir las protestas está provocando una crisis de derechos humanos que recuerda a la de octubre de 2019’’.
El Organismo Internacional agrego que, ‘para evitar que esta historia se repita, el presidente debe cesar la represión y atender las causas estructurales de las protestas, incluido el abordaje de la crisis económica y el impacto de sus políticas en los derechos de los grupos más afectados por la pandemia, como los Pueblos Indígenas y personas en situación de pobreza”.
La muy lamentable decisión del presidente Lasso de reprimir las protestas mediante el uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias, malos tratos, y criminalización de manifestantes, periodistas y personas defensoras de derechos humanos, ha elevado la fuerza de la protesta y ha puesto en peligro la estabilidad política y social del Ecuador y la posibilidad real de un encuentro entre las partes.
Ecuador país que por la presión social han salido abruptamente tres presidentes entre 1997 y 2005 (Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez), está en estos momentos atravesando momentos difíciles a lo que se suma la posibilidad de destituir al presidente Lasso vía parlamento, a quien un sector de la oposición considera responsable de la «grave crisis política y conmoción interna» que vive Ecuador.
Días después de iniciado el paro nacional el presidente Lasso lanzó el estado de excepción en Pichincha, Imbabura y Cotopaxi, alegando grave conmoción interna, lo que amplio a las provincias del Chimborazo, Tungurahua y Pastaza, luego el gobierno accede a una mediación para el dialogo a lo que la CONAIE le exigió al Gobierno eliminar el estado de excepción, desmilitarizar la Casa de la Cultura y el parque ‘El Arbolito’ para aceptar el diálogo.
Al siguiente día, el Gobierno aceptó retirar la policía y las Fuerzas Armadas de la Casa de la Cultura y la Conaie tomó el lugar, sin embargo, los enfrentamientos en el parque se agudizaron y dejaron el primer fallecido, el sábado el gobierno dispuso la terminación del estado de excepción que regía “por grave conmoción interna”, en seis provincias del Ecuador, lo que allano de alguna forma las condiciones para una negociación.
La primera reunión de realizo en la iglesia Basílica, ubicada en el casco colonial de Quito, asistieron por los convocantes de la protesta la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas (Feine) y la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas Indígenas y Negras (Fenocín) y por el gobierno el ministro Francisco Jiménez, el canciller, Juan Carlos Holguín, y otros funcionarios.
Pero el diálogo se paralizó este martes 28, luego que el presidente Lasso decidiera suspenderlo, alegando los hechos de violencia ocurridos en la madrugada, donde murió un militar en el marco de una de las protestas. En una alocución al país, el mandatario acusó al dirigente indígena Leónidas Iza, artífice de las manifestaciones, de solo defender «sus intereses políticos”.
A lo que la CONAIE, que dirige Iza, respondió acusando a Lasso de «autoritarismo, falta de voluntad e incapacidad» y dijo que deberá responder por «las consecuencias de su política belicista»., la situación es bien compleja y se necesita de moderación y voluntad política para retomar un dialogo real que tome muy en cuenta las demandas de las poblaciones indígenas, siempre excluidas y abandonadas a su suerte.
Todos los sectores sociales y políticos del Ecuador deben propiciar un dialogo real y efectivo, que baje la tensión y ponga fin a la violencia, que tal como lo plantea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sea un dialogo inclusivo, “atendiendo las demandas de grupos que históricamente han estado en situación de vulnerabilidad y con pleno respeto a los derechos humanos”.
Luis Fernández, Político y comunicador
Santo Domingo R.D.