La demorada hora de los hornos

Pablo McKinney

Lo del domingo en el PLD a uno le recuerda aquel tema de Wilfrido Vargas: “Duarte, llegó la hora”. Hablo de la hora definitiva en la que, más que preseleccionar a un candidato presidencial, la organización se juega su futuro, el permanecer en el parnaso político de los partidos con posibilidades de alcanzar/recuperar el poder.

Si el lunes 17 los diarios traen en su portada la foto de todos los candidatos derrotados unidos al candidat@ vencedor@, el PLD estaría colocándose en un carril preferente para la contienda de mayo del 2024. Esto es así, porque de los dos PLD hoy enfrentados por la conquista del mismo mercado electoral, el que logre ocupar el segundo puesto en la primera vuelta competirá con ventaja en la segunda, pues a pesar de tanta maidelplay y caballá como se expresan morados y verdes en redes sociales y medios de comunicación, el PLD -en verde o en morado- es solo uno, por lo menos a nivel de base y dirigentes medios. (Claro que para la segunda vuelta el PLD que ocupe el tercer lugar recibirá en horas la oferta del PRM, que muy generoso fue en 2020 con LFP, al punto de concederle toda una fuerza congresual. La política siempre ha hecho extraños compañeros de cama, o como advierte Marx el bueno (Groucho), “estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”.

Claro que no es descartable que el PRM gane en la primera vuelta, sobre todo si mejora la economía (inflación/empleo) y ese partido logra frenar la vocación fratricida que heredó del PRD. O incluso puede que, sin alcanzarlo, quede tan cerca del 50+1 que basten algunos cariños, raciones del Boa y otras expresiones de la Real Politik para lograrlo. Y hablando de Real Politik, un consejo no pedido a los morados: como la funeraria Blandino, el PRM no le desea la muerte -es decir la división- a nadie, pero al mismo tiempo quiere que su negocio prospere. En este caso el negocio sería el gobierno, seguir al frente de la administración del Estado.

Entonces, en manos de los peledeístas en versión moradoMedina queda el balón. De ellos depende salir fortalecidos para la que le espera, o iniciar su recorrido por la vía Apia de los tormentos hacia una lenta desaparición como ha ocurrido con el PRSC y el PRD (QEPD). Por cierto, “¿estará linda la mar?

Fuente Listín Diario

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