Las cosas de Menem

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Tres meses antes de esta visita, Balaguer había asistido a la Segunda Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, reunida en Madrid, España, los días 23 y 24 de julio de 1992 y se recuerda la fotografía de la cumbre, en la que todos los presidentes estaban de pies en una escalinata, y quien sostuvo de su brazo al gobernante dominicano fue Carlos Menem. En la agenda oficial del día 16 su llegada al Palacio Nacional estaba fijada para las 7:00 p.m., pero inexplicablemente 63 minutos antes de la hora llegó a la sede presidencial. No había ningún funcionario de alto nivel en la sede presidencial, yo, que laboraba en el protocolo del Palacio, acababa de llegar a mi oficina cuando me llaman que los vehículos del dignatario estaban entrando.

Me voy a las escalinatas principales y ya se estaban desmontando de sus vehículos y yo no tenía idea alguna de qué haría con él.

Acompañado de su comitiva y la embajadora Teresa Mecías de Palma, mientras subíamos las escalinatas le expliqué “que tenía un adelanto de una hora, que aún el Presidente no había llegado”. Entonces se me ocurrió ofrecerle un tour por el palacio para dar tiempo a que llegaran, a lo cual accedió con gusto.

Mientras caminábamos por el tercer piso, el fotógrafo Juan de la Rosa, se encuentra con el grupo y de la sorpresa se le cae la cámara y quien le pasa el lente es el mismo Menem. Va y busca otra cámara y nos cae detrás.

Menen se sorprendió de la belleza del Salón de Embajadores, luego pasamos a los corrillos internos del tercer piso donde están las habitaciones y su pregunta fue: ¿Dónde está la habitación de Trujillo? Le mostré las habitaciones que utilizaba el dictador y se sentó en una de las sillas y me dice: “aquí se siente el ímpetu de Trujillo”. En eso me informan que el presidente Balaguer había llegado. Y veo que viene literalmente corriendo el entonces canciller Juan Arístides Taveras Guzmán, “Titole”, quien previo a llegar al salón de Las Cariátides cae de bruces en el piso y tuvimos que levantarlo. Cuando entramos al despacho, Balaguer saluda a Menen con un especial aprecio, ¿cómo está mi querido amigo?, y el argentino le responde: ¿cómo está mi guía espiritual, mi presidente preferido, che querido? Ahí se confundieron en un abrazo.

Luego de media hora se pasó al salón comedor para iniciar la cena de Estado y Menem comentó que cenaría muy poco porque se encontraba indispuesto. Balaguer le expresó que él tampoco cenaba en esos eventos. La cena duro 40 minutos. Pero cuando el gobernante argentino salió, le dice a su edecán que quería ir directo a la “Guácara Taina”. Al enterarse Balaguer solo dijo sotorriéndose: “que muchacho ese. Se sanó rápido”.

Listín Diario

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