Los hondureños cierran 2021 con la esperanza de que las elecciones les cambien la vida

Tegucigalpa, 27 nov (EFE).- Honduras cierra 2021 conmemorando 200 años de su independencia de la Corona española sumida en una crisis política y social que se agudizó desde 2009, y unas elecciones generales que suponen un cambio de vida después de tres períodos consecutivos en el poder del conservador Partido Nacional.

De los 9,5 millones que tiene el país centroamericano, más del 70 por ciento viven en la pobreza, flagelo que es testigo visible en niños, mujeres y ancianos pidiendo dinero o comida en rotondas de bulevares o a pocos metros de semáforos, en el menor de los casos vendiendo cosas o limpiando parabrisas de vehículo.

LEY SECA, DESARME Y MIEDO A QUE HAYA VIOLENCIA

«Yo no sé todavía si voy a votar, a mi nadie me ayuda, el bono familiar (gubernamental) de 7.000 lempiras (unos 290 dólares) nunca me llegó, ni siquiera a mi hija que tiene dos hijos y está sin trabajo», dijo a Efe María Alejandra Álvarez, vendedora de «tamalitos de elote y montucas», derivados de maíz tierno.

Desde hace varios años María Alejandra, quien señaló que «están empatados» los dos candidatos que tienen más posibilidades de triunfo en las elecciones, tiene su puesto de venta en una acera, a un costado de la entrada principal de un reconocido supermercado en la capital hondureña.

Sobre el bono de los 7.000 lempiras, dijo que otros vecinos, en el barrio Lomas del Bosque, donde vive, «sí lo han recibido», lo que atribuye a que «a lo mejor ellos son del partido que está mandando», el Nacional, desde 2010.

En una esquina del centro histórico de Tegucigalpa, vende mangos verdes en rodajas Guadalupe Bardales, quien dijo a Efe que «mañana hay que votar, aunque los políticos nunca me han ayudado».

A raíz de las elecciones del domingo, desde las 06:00 horas locales de este sábado (12:00 GMT) rige una ley seca que prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en todo tipo de negocios, que será suspendida el lunes a las 18:00 horas (00:00 GMT).

Además, la semana pasada se prohibió el uso y portación de armas de fuego, disposición que regirá diez días antes y diez después de los comicios.

Entre los hondureños, muchos de ellos propietarios de negocios, cunde el miedo de que si el perdedor de las elecciones del domingo no reconoce la derrota, se pueda desatar la violencia, como sucedió después de los comicios de noviembre de 2017, cuando fue reelegido como presidente Juan Orlando Hernández, entre acusaciones de «fraude» hechas por las principales fuerzas de oposición.

El miedo ha hecho que propietarios de negocios hayan comenzado a asegurarlos desde el viernes con tablas de madera, láminas de zinc, incluso la instalación estructuras de hierro, lo que constató Efe en varios sitios de la capital hondureña.

El sistema bancario no trabajará el domingo y algunas de sus empresas advirtieron que sus cajeros automáticos quedarían vacíos hacia las 17:00 horas locales (23:00 GMT) de hoy.

Algunos supermercados cerrarán el domingo, pero otros estarán abiertos, según dijeron a Efe empleados de caja.

ELECCIONES ENTRE LA INCERTIDUMBRE Y FALLAS DE ENTE ELECTORAL

Los comicios se celebrarán entre el optimismo de muchos de los activistas de los tres partidos con mayores posibilidades de ganar, el Nacional, en el poder; Libertad y Refundación (Libre) y Liberal, y el pesimismo de los que temen que haya violencia y algunos que son indiferentes al proceso electoral.

De los tres, el Nacional y Libre son los favoritos según sondeos de opinión difundidos antes del pasado martes, cuando comenzó a regir un silencio electoral.

«No voy a votar porque ningún candidato a la presidencia me llama la atención y porque todos son iguales de mentirosos», dijo a Efe Fabricio Benavides, vendedor de pollo frito en una acera a pocos metros del Mercado San Miguel, en el barrio Guanacaste, en Tegucigalpa.

En los comicios generales participarán catorce partidos políticos y doce candidatos presidenciales.

El candidato que gane sucederá en la Casa Presidencial a Juan Orlando Hernández, el 27 de enero de 2022.

El proceso ha transcurrido entre la incertidumbre ante eventuales hechos violentos y fallas del Consejo Nacional Electoral (CNE), al que se le destinaron 1.900 millones de lempiras (78,6 millones de dólares), según informó el viernes la Secretaría de Finanzas.

El CNE, que sustituyó al otrora Tribunal Supremo Electoral (TSJ) no goza de la credibilidad plena de los hondureños, lo que también sucede con la mayoría de las instituciones del Estado.

El organismo lo integran tres consejeros que son miembros de los partidos Nacional, Libre y Liberal y cada uno de ellos quiere que el suyo sea el ganador de este domingo.

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