Migración haitiana a República Dominicana: Una realidad inquietante que requiere acción urgente

Por Manuel Jiménez

En los últimos días, un documental elaborado por el argentino conocido como «Pato Bonato» ha causado revuelo en las redes sociales, especialmente en un canal de YouTube, con un titular impactante: «República Dominicana está desapareciendo». Aunque este trabajo no puede considerarse como periodismo convencional y algunas de sus estadísticas son cuestionables, destaca una preocupante proyección sobre la situación de la nación dominicana en relación con la creciente y descontrolada migración haitiana.

Durante mucho tiempo, los dominicanos han estado acostumbrados a reportajes extranjeros sesgados que pintan al país como xenófobo y racista, con un trato injusto hacia sus vecinos. Este documental ofrece un enfoque diferente al problema, resaltando que la República Dominicana también se ha convertido en víctima de la migración masiva, subrayando la complicidad gubernamental, particularmente de las autoridades militares encargadas de la custodia fronteriza.

Este reportaje aborda una realidad incuestionable: el impacto de la migración haitiana en la República Dominicana. Aunque algunos datos presentados puedan carecer de veracidad, como la afirmación de que en la zona de Bávaro 70 de cada 100 habitantes son haitianos, la presencia significativa de la población haitiana en importantes polos turísticos, como Bávaro, resulta alarmante. Sectores como empleos domésticos, hoteles, tiendas, plazas comerciales, transporte en motoconcho y especialmente la construcción, están copados por trabajadores haitianos.

El documental denuncia la complicidad gubernamental en la migración y revela operativos de repatriación que, al día siguiente, son eludidos por sobornos en puntos fronterizos. Se menciona la expedición de cientos de visados por los consulados dominicanos en Haití y la utilización de mano de obra haitiana en proyectos gubernamentales. Además, se resaltan las condiciones desgarradoras en las que vive la población en Haití, lo que subraya la dificultad de resolver este fenómeno migratorio a corto plazo.

Uno de los aspectos más inquietantes del documental es la afirmación de que en algunas comunidades dominicanas, la población haitiana supera a la dominicana. Aunque en el pasado esto se daba principalmente en zonas fronterizas, ahora se está extendiendo a puntos urbanos de todo el país, incluyendo ciudades como Santo Domingo, Santiago, Jimaní, San Pedro de Macorís y Mao.

La migración haitiana y sus implicaciones van más allá del tema migratorio, requiriendo una acción urgente y políticas integrales. La manipulación de registros de nacimientos de niños haitianos en hospitales y las oficialías del Estado civil, así como la necesidad de regular los visados haitianos, son aspectos que deben considerarse seriamente.

El reto de enfrentar esta situación comienza con el liderazgo político dominicano, que debe asumir la crisis migratoria con un enfoque patriótico. La actual profundización de la crisis en Haití brinda una oportunidad única en el 2024 para que los aspirantes presidenciales presenten soluciones realistas y audaces para proteger la frontera y gestionar la migración de manera ordenada y controlada. Redefinir el enfoque hacia la migración haitiana es esencial para salvaguardar la identidad y la estabilidad de la República Dominicana en los años venideros.

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