Nuestro proyecto común
Nassef Perdomo Cordero, abogado.
Estos días posteriores a la Semana Santa y justo antes de que arrecie la campaña electoral, son adecuados para que los dominicanos reflexionemos sobre lo que hemos logrado.
A pesar de la rispidez artificial que las redes potencian en el debate político y social, las cosas que nos diferencian son menos potentes e importantes que las que nos unen.
Nuestra estabilidad social y política de los últimos treinta (o incluso casi cincuenta) años no es fruto de la casualidad.
No es que no tengamos problemas y cuestiones que atender; hay señales preocupantes de desgaste del sistema político, por poner un ejemplo.
Pero nuestra sociedad no es ese campo de batalla que nuestros elementos más extremistas quieren presentar.
Los dominicanos hemos sabido adaptarnos no sólo al paso del tiempo y la mudanza de nuestras costumbres sociales, sino también al cambio en nuestras condiciones materiales. La sociedad dominicana ha cambiado y ese cambio es la fuente de su estabilidad.
Todo lo anterior viene a cuento porque es importante recordar que las campañas electorales son momentos en los que resaltan los contrastes, cada candidato procura atraer simpatías señalando las cosas que lo diferencian de su competidor.
Esto no quiere decir, sin embargo, que pasemos por alto que esos contrastes se manifiestan en un contexto en el que, contrario a otros países de la región, existe un contrato social sólido y prolongado que es la base de nuestro desarrollo.
Este acuerdo es lo fundamental y lo que debemos proteger y promover porque es lo único que hace posible nuestras diferencias.
En lugar de lamentarnos por tener que compartir el mismo espacio con quienes piensan distinto, recordemos que esta es una de nuestras virtudes sociales. La diversidad que hemos sabido cultivar nos brinda buenas cosechas.
Existe siempre la tentación de creernos la peor de nuestras versiones, diría que incluso es algo que nos caracteriza. Pero en realidad, no se justifica. De modo que, en esta temporada electoral, mantengamos la vista puesta en nuestras fortalezas, en nuestro proyecto común.
El Día