Secuestro de Crowley e incidencias de una compleja mediación (1 de 2)

Por REYNALDO R. ESPINAL 

1.- El contexto de un hecho dramático.

Entre el 24 y el 26 de marzo, del martes al jueves santo de 1970, se vivieron en el país 56 horas de extrema expectación y angustia, dignas de una magistral novela de suspenso.

Alrededor de la 6:40 de la mañana del 24 de marzo, martes santo, el agregado aéreo de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamericana en el país, el teniente coronel Donald J. Crowley, fue secuestrado por el autodenominado “Comando Unificado Antireeleccionista de militares y civiles”, conformado por  cinco militantes armados del Movimiento Popular Dominicano (MPD), partido de adscripción marxista leninista, en momentos en que, como era su costumbre, el referido militar  jugaba polo en la cancha del Hotel El Embajador.

Veterano de la segunda guerra mundial,  Crowley ocupaba el cargo desde el 24 de marzo de 1968.El agregado aéreo de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamericana en el país, el teniente coronel Donald J. Crowley,

El contexto nacional no podía ser más tenso. En la noche del miércoles santo, 25 de abril, el presidente Balaguer -consumado maestro del suspenso político-  hablaría al país a fines de anunciar su decisión definitiva en torno a si se repostulaba o no para un segundo mandato presidencial por el Partido Reformista, al cumplirse el plazo reglamentario de 45 días, previo a los comicios, que fijaba entonces la normativa electoral a los partidos políticos para hacer pública tal decisión.

Con su arriesgada como controvertida acción -de consecuencias impremeditadas- como se demostraría con el paso del tiempo, procuraba el MPD la liberación de 21 presos políticos, los cuales guardaban prisión en diferentes cárceles del país, encabezados por su secretario general Maxiliano Gómez, mejor conocido como “El Moreno”.

En los medios de prensa se daría  a conocer, al día siguiente del secuestro, una misiva escrita a mano la noche anterior por el coronel Crowley, dictada a punto de pistola por los secuestradores, la cual rezaba de la siguiente forma:

Al Gobierno Dominicano y Embajada Americana:

Me encuentro muy bien. Estoy custodiado por cincuenta hombres armada. Solo soltando a los veinte uno presos políticos lograré mi libertad. No hagan ayanamientos y retir todas las patrullas policial y militares de la ciudad.

Firmado

Donald J. Crowley

Son las 7 y 40 minutos de la noche.

PD- Soltaremos al Coronel de 10 a 24 horas después que los 21 presos políticos estén fuera de las garras de los esbirros balagueristas. Cualquier intento por rescatarlo significará su muerte.

Comando Unitario Antireeleccionista

Declaración #3.

2.- Los aprestos de mediación. Propuestas y contrapropuestas. Salida negociada.

Con su reconocido talante imperturbable, Balaguer hablaría al país, conforme lo anunciado, en la noche del miércoles santo, 25 de abril, aceptando su repostulación a la Presidencia por un segundo mandato, justificando tal decisión como el “producto imprevisible de muchas circunstancias que han sido y aún continúan siendo ajenas a mi voluntad”. Se definiría entonces “en cierto modo, como un instrumento del destino”.

Entre tanto, en las horas previas, una comisión mediadora, propuesta por los secuestradores,  integrada por monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, el Dr. Rafael Kasse Acta, Rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Dr. Bienvenido Mejía y Mejía, Presidente de la Asociación Dominicana de Abogados (ADOMA), había comenzado  a jugar un papel de primer orden -aún hoy no del todo conocido- encaminado a la solución negociada de la crisis suscitada tras el secuestro del coronel Crowley.Monseñor Polanco y el Dr. Rafael Kasse Acta rodeados por la multitud agolpada en el parque Duarte.

En su delicada tarea, fueron continuos y persistentes sus contactos con todas las partes en conflicto o con posibilidades de incidir en su solución: secuestradores, embajada americana y su jefe de misión Embajador Frank Meloy Junior,  funcionarios del gobierno, especialmente su director de prensa Lic. César Herrera,  la Policía Nacional,  cuya jefatura ostentaba entonces  el General Rafael Guillermo Guzmán Acosta, la embajada de México, Nunciatura Apostólica, entre otros actores.

El pedimento inicial de los secuestradores, formulado poco después de ejecutada la acción, era que al día siguiente, miércoles 25, a las 10:00 a.m., los prisioneros fueran entregados en el Parque Duarte, en presencia de la comisión mediadora, como condición para retornar con vida a Crowley. Hasta allí se trasladaron los integrantes de  la instancia mediadora, encontrándose con un ambiente de agitación y tumulto atizado por encendidas consignas antireeleccionistas y antiimperialistas.

Sabían, como ocurriría al  efecto, que eran muy remotas las posibilidades de que en aquellas poco propicias circunstancias accediera el gobierno a las presiones de los secuestradores por lo que tiempo después deciden ausentarse del lugar.

A la 1:30 p.m., la comisión mediadora recibe la visita del Sr. Divine, alto funcionario de la Embajada Americana, quien les traslada un mensaje de Crowley en los términos siguientes:

“Please D.J.C

“La Embajada Americana: Hasta ahora he recibido un buen tratamiento. Sin embargo los miembros del comando…consideran que es un engaño del gobierno el asunto de las Embajadas y de las garantías policiales. Están dispuestos a todo si a las tres de la tarde no son puestos en libertad en el Parque Duarte los presos políticos. No aceptarán más plazo.

Firmado: Son las 12:15 minutos. “.

En palabras de Divine a la Comisión mediadora, era alta la preocupación de la Embajada Americana ante lo que pudiera suceder.

En aquellos instantes signados por la expectación  y la incertidumbre, Monseñor Polanco conversa vía telefónica con el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor Antonio del Giudice, a fines de informarle de la situación. Este le insta a intensificar los contactos. Conversa, a su vez, con el Lic. César Herrera, a la sazón Director de Prensa del Palacio Nacional, quien le hace manifiesta la postura del gobierno centrada en los siguientes puntos, a saber:

1.- El gobierno garantiza a los secuestradores.

2.- Los enviaría hacia el Exterior y pagaría los gastos de viaje.

3.- La iniciativa de entrega debe tomarla el comando.

4.- Si matan al Coronel Crowley, los presos corren peligro inminente.

5.- que es imposible entregar los presos en el parque Duarte. Sería como pedir la renuncia del gobierno.

El Doctor Mejía y Mejía dialogaría también con Herrera, haciéndole manifiesta la dificultad de no contar con interlocutores oficiales al momento. En la misma carta a la Embajada, dada a conocer por Divine a la comisión mediadora, venía otro mensaje de Crowley en los siguientes términos:

“P.D. No estamos jugando; no aceptaremos más tácticas dilatorias. Los presos políticos deben estar a las 3 p.m en el parque Duarte. Los que están en el interior deben ser trasladados inmediatamente a la capital para que después no pidan más tiempo para el traslado.

Comando Unificado Antireeleccionista.

25 de marzo de 1970.”.

 Avanzando un paso más en las concesiones, el gobierno realiza la contraoferta de estar dispuesto a conceder la liberación de los prisioneros, pero bajo la condición de que los mismos debían salir al exterior, luego de ser ubicados en varias de las embajadas acreditadas en el país.

La misma traería, a su vez, como respuesta, el comunicado oficial número 5, por parte del comando reeleccionista unificado, la cual comprendía los siguientes puntos, a saber:

“El Comando de Rescate Antireeleccionista ve con buenos ojos la decisión del gobierno de poner en libertad a los 20 presos demandados en la lista oficial del comando. Ante esta situación hemos aplazado el fusilamiento del agregado aéreo. Sin embargo, ratificamos lo siguiente:

1.- Rechazar la salida al exterior de los presos. Estos revolucionarios fueron detenidos mientras se dedicaban a organizar la lucha anti-reeleccionista sirviendo los más altos intereses del pueblo dominicano y esta operación de rescate se ha organizado para devolverlos al seno del pueblo al que se deben.

2.- Ratificamos que la comisión sugerida inicialmente sea la que reciba a los reclusos.

3.- Que el lugar donde deben ser puestos en libertad debe ser la plazoleta Duarte a las tres de la tarde de hoy. El Comando no permitirá el relajamiento de estas negociaciones

4.- Demandar el retiro de los policías del lugar donde deben ser entregados los compañeros revolucionarios así como levantar los registros y allanamientos que vienen operando las fuerzas represivas tanto dentro como fuera de la ciudad.

5.- La seguridad del agregado aéreo estará garantizada siempre y cuando el gobierno abandone su testarudez y cumpla con las exigencias del Comando.

6.- Nos comprometemos ante el pueblo dominicano a quien servimos como instrumento de lucha a dejar sano y salvo al agregado, una vez sean satisfechas nuestras peticiones. La comisión recibió seguridades de nuestra parte de garantías de vida para el agregado aéreo”.

Era evidente, a la luz de lo expuesto, la disparidad de criterios y condiciones de una y otra parte, no obstante lo cual, la comisión mediadora continuó llevando adelante su compleja tarea.

La tarde del 25 sería clave para fraguar la solución definitiva de la crisis, tras lograr la comisión mediadora que el comando modificara su postura original y aceptara que los presos políticos pudieran ser liberados y trasladados al exterior.

En tales circunstancias, los miembros de la comisión mediadora  toman contacto con el Embajador de México en el país, Lic. Francisco García, solicitándole el apoyo de su gobierno en el recibimiento de los presos políticos liberados a cambio de la puesta en libertad del coronel Crowley.El Dr. Rafael Kasse Acta entrevistado en el Parque Duarte

El Embajador García acepta consultar a su gobierno, no obstante poner de manifiesto que previo a ello precisaba una petición oficial del gobierno dominicano, en virtud de lo cual, Monseñor Polanco se comunica, a su vez, nuevamente  con César Herrera.

A las 6:00 p.m., aproximadamente, el Embajador García había obtenido ya la respuesta positiva del gobierno de México. A las 7:30 p.m. del 25 de marzo, el Ministerio de Relaciones Exteriores recibe instrucciones desde el Palacio Nacional de solicitar formalmente a la Embajada de México visas para los 20 prisioneros.

Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, quien es escogido por sus compañeros para acompañar los prisioneros liberados, envía al Embajador García la siguiente nota:

“El Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo saluda a S.E el Embajador de México y le agradece el visado para trasladarse a la Ciudad de México, acompañando al grupo de presos políticos que serán canjeados por el Coronel Norteamericano Donald J. Crowley, en la tarde de hoy. Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito aprovecha con placer esta ocasión para expresarle el testimonio de consideración más distinguida. Santo Domingo, 25 de marzo de 1970.

3.- Efectos contraproducentes de una acción impremeditada.

Otras importantes incidencias del secuestro de Crowley serán abordadas en la segunda y última entrega del presente trabajo, no obstante lo cual, tras un preliminar análisis, no resulta del todo difícil colegir que el mismo, más que el resultado de un verdadero cálculo político por parte de sus planificadores y ejecutores, produjo efectos contraproducentes, poniendo de manifiesto el archiconocido acerto de que “la táctica devoró la estrategia”.

El dirigente izquierdista Homero Hernández Vargas, en artículo publicado por aquellos días,  llegó a calificar  el secuestro de Crowley  como “un acto de aventurerismo político, propio de la izquierda dominicana, quienes se dejaron influenciar por emotividades”.

Afirmaba, a su vez: “loque tiene interés para la revolución y el pueblo dominicano es la orientación política que emana de dicha acción y el carácter político de la misma…Es una acción que en nada contribuye a organizar y movilizar al pueblo. Entendiéndose por esto, el vertebrar y desarrollar la propia lucha de las masas y sus instituciones. Fue una acción al margen del pueblo no por su aspecto organizativo, porque la misma fuera llevada a efecto por un grupo de hombres, sino en el sentido político porque no fue para promover la acción política de las masas o para proteger a estas, sino con el sectario propósito de poner en libertad a sus presos

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