Testigo del tiempo: Estrategia

J.C. Malone

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Iniciamos el embargo contra Rusia, le enviamos armas y dinero a Ucrania para “degradar” el ejército ruso, pero no tenemos fórmulas alimenticias infantiles para nuestros recién nacidos.

Mientras Rusia, con embargo y bloqueo económico occidental, proyecta un superávit sin precedentes en su balanza comercial.  Redujo importaciones, necesita pocas divisas para sobrevivir, y aumenta exportaciones, cobrándolas en rublos, fortaleciendo su moneda.

      La escasez de fórmulas alimenticias infantiles inició en febrero, cuando cerraron la principal planta de Abbott, en Michigan, por contaminación bacteriana.  La inflación galopante, que devora los salarios, obligó a aumentar medio punto en las tasas de interés para reducir el circulante. Los rusos, mientras tanto, redujeron cuatro puntos a su tasa de interés, de 17 a 14%.

El enemigo que queremos “degradar” se fortalece, mientras se nos dificulta alimentar a nuestros recién nacidos, algo no funciona como esperábamos, honestamente, quizá debemos revisar nuestra estrategia.

Las guerras, económicas o militares, se basan en estrategias. Y los deportes, como parte de la cultura de un país, habla mucho de la idiosincrasia de los pueblos.

Aquí inventamos béisbol y baloncesto, esos deportes muestran buena parte del carácter estadounidense. Los rusos no inventaron el ajedrez, pero ese es el deporte en el que se destacan y el ajedrez es todo estrategia.

Un pelotero y un ajedrecista, enfrentados en una doble guerra, ambos están militarmente y económicamente bien preparados, es difícil pensar que el pelotero tenga mejor estrategia que el ajedrecista.

Mucha gente entiende que la guerra económica es más riesgosa para Estados Unidos que para Rusia por una razón muy sencilla: la supremacía internacional del dólar peligra.  Rusia no tiene nada tan importante que perder que pueda compararse con el liderazgo financiero internacional del dólar.

Como en todo en la vida, quien más tiene, valga la redundancia, tiene más que perder, es innegable.

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