Un sistema político exitoso: ¿Hasta cuándo?

Pablo McKinney

Lúcida y puntual en su columna del hermano diario HOY del pasado miércoles, la socióloga Rosario Espinal resumió los factores que a su entender explican nuestra estabilidad política, a pesar de la abismal desigualdad social, la arrabalización institucional, el caos social terrible, la orfandad de los más pobres, la familia hecha pedazos, la educación por los suelos y esa corrupción generalizada que se detiene ya ante pocas prácticas públicas o privadas, con el “boroneo” generalizado como estandarte.

Entre los factores señalados por la doctora Espinal destacan los aportes de los caudillos del post-trujillismo; las diversas leyes de incentivos económicos promulgadas por Balaguer; el sistema clientelar que cada gobierno ha perfeccionado; las jerarquías militares que al ser beneficiarias de ese clientelismo alejaron el fantasma del golpe de Estado; los cuantiosos subsidios a las iglesias; los movimientos sociales que al ser fundamentalmente de clase media no han atentado contra el sistema; el flujo migratorio de dominicanos que ha quitado presión política interna; y el hecho de que los más pobres no son fundamentalmente dominicanos sino inmigrantes haitianos indocumentados que ofrecen mano de obra barata.

Llegados a este punto, surge la pregunta: Hasta cuándo funcionará este esquema que tanta estabilidad política y económica nos ha traído, pero al alto precio de la pobreza, la orfandad y el desamparo de un porcentaje de la población que podría superar el tercio de los dominicanos… ¿Hasta cuándo? El asunto es de ocuparse, pues cada vez más, el dominicano vota a los partidos pero no les cree, según demuestran todas las encuestas serias locales o globales.

Hasta cuándo las élites políticas y económicas podrán mantener este sistema de cosas -donde unos mueren de sus excesos y otros de sus carencias- sin decidirse a enfrentar nuestros grandes desafíos que señalan con exactitud de relojero la Estrategia Nacional de Desarrollo, el Informe Attalí o el libro Gazebo, a buen precio en la Librería Cuesta.

La calle 42 de Capotillo, -el escaparate de la sociedad que este sistema social y político está creando- no es un hecho aislado, es el síntoma de una enfermedad que se agrava y hace metástasis en todo el tejido social del país.

La seducción/encanto que entre los más jóvenes genera, y la nostalgia que entre los mayores despierta el autoritarismo, la tiranía trujillista, por ejemplo, debe decirnos algo. Por qué negarlo… Cada día, más dominicanos están dispuestos a cambiar libertad por orden/seguridad.

Listín Diario

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